Según Sadie Smythe, la blogger que cuenta la experiencia de su matrimonio abierto, estas son las reglas o guías del matrimonio abierto:
Honestidad en todo momento.
No a escondidas (no estamos engañando al otro).
Siempre seguro y siempre usa un condón.
Tú y yo siempre debemos ser lo primero.
Tenemos constantes citas entre nosotros.
La comunicación es clave. Llamar, avisar cuando se llega, y comprobar los mensajes del teléfono cuando se esté por fuera.
La otra persona debe saber que estamos firmemente casados y abiertos.
Tener mucho cuidado en un primer encuentro.
Cada uno de nosotros tiene poder de veto.No drogas.
No hay dormidas fuera de casa.
Tranquilizar al otro después de las citas si es necesario.
La información de la cita debe ser revelada si se pide.
Hospedaje en nuestro hogar sólo con permiso.
Si se enamoran = terminan.Seguimos teniendo relaciones sexuales con frecuencia entre nosotros.
No hay citas con personas del trabajo, amigos, vecinos o cualquier persona que veamos con frecuencia.
Honestidad con el otro, siempre.
No poner en peligro estas normas.
Las dos que he tachado es porque Sadie, en un repaso de las reglas dijo que sabiendo lo que sabe ahora, quitaría esas dos.
Ella lo explica así:
Porque si bien tengo el poder de veto que le da a cada miembro de la pareja una sensación de control sobre el escenario -por ejemplo que a la mujer no le gusta la chica con la que su marido está follando- no está en última instancia, en posición de tomar esa decisión por su marido. Todo ese credo de No podemos controlar a otras personas, sólo a nosotros mismos se aplica muy bien aquí. Y ¿tratar de controlar a nuestra pareja dentro de una relación abierta? Esa es una receta para un desastre contraproducente (créanme, lo sé). Y ejercer el poder de veto es una forma de manipular y controlar a la pareja. ¿Y esto…? Bueno, este es un comportamiento monógamo, pensamiento monógamo, y ese tipo de pensamiento no se ajusta dentro del paradigma de relación abierta. Nuestras parejas no son nuestros para controlarlos. Joder, ni siquiera son nuestros en absoluto. Abierta significa realmente abierta, en este sentido – abiertos para permitir a nuestra pareja la posibilidad de navegar por sus relaciones externas sin nuestra interferencia.
Es un concepto difícil de asimilar, y mucho más de adoptar, pero es, creo, fundamental para el éxito de una relación abierta.
Y sí, la idea de que la pareja de uno se enamore de alguien más puede dar miedo, de hecho, es algo que la gente me pregunta mucho – ¿Crees que Scott, está enamorado de Sirena? A lo que yo siempre respondo, ¡Oh, sí, están totalmente enamorados entre sí, pero eso no tiene nada que ver conmigo.
Y eso es porque no tiene nada que ver conmigo. No tiene sentido ser abiertos a menos que también estemos abiertos a la posibilidad de que nosotros mismos o nuestra pareja se enamore de alguien más. No tiene ningún sentido. Porque ¿la gente en el otro extremo de nuestra relación abierta? ¿A los que nos estamos follando por diversión? Sí… tienen sentimientos. Y esos sentimientos podrían mezclarse muy bien con nuestros sentimientos, ya que, ustedes saben, nosotros también los tenemos, y nosotros, las personas somos seres sociales que formamos lazos afectivos de forma inexplicable en situaciones mucho menos intensas e íntimas que la unión de los genitales.
Y, en definitiva, está bien. Realmente lo está. Mientras mantengamos un pie firmemente plantado en la realidad y recordemos que esos sentimientos, tan intensos como puedan ser, son simplemente eso – sentimientos. No son acciones, no son conductas, no pagan las cuentas, no les importan los niños, ni borran la conexión o la vida o los recuerdos que hemos creado con nuestras parejas habituales. Nuestros sentimientos son, en cierto sentido, no reales.
Me parece que su explicación es bastante acertada, aunque me iba preocupando en eso de responder por los sentimientos de los demás. Al fin y al cabo, como ella dijo, sólo respondemos por nosotros y eso significa que los únicos sentimientos por los que respondemos es por los nuestros. Aunque si se puede evitar romper corazones, mejor que mejor.