Es triste ser testigo de cuándo la publicidad anticientífica se cuela en los discursos de los primeros ministros y presidentes. Como colombiano, no tengo grandes expectativas en cuanto a que ‘mis’ representantes digan burradas científicas. Los EEUU deben estar más que acostumbrados a las sandeces del creacionismo y de que reducir el gasto público los sacará de la deuda.
Pero en raras ocasiones un presidente que uno esperaría que tuviera más preparación y cimientos científicos se pone en ridículo de una manera tan natural. Esta vez le correspondió al alcalde de Nagasaki, Tomihisa Taue, durante la conmemoración del bombardeo a esa ciudad:
“No importa cuánto nos lleve, es necesario promover el desarrollo de las energías renovables en lugar de la energía nuclear para convertirnos en una sociedad con una base energética más segura”, dijo Taue a la sombra de la famosa estatua por la paz esculpida por Seibou Kitamura.
Como sabemos, la energía nuclear no es menos segura que las renovables. De hecho, siguiendo los estándares de seguridad de hace 30 años, son igual de seguras que las renovables con la seguridad de hoy en día.
Es una lástima que se le esté haciendo la guerra a una rama de la ciencia cuya investigación podría suponer grandes avances y, además, la reducción del calentamiento global.