Maryam Namazie en un artículo sobre cómo funciona el apartheid sexual de niños en las escuelas musulmanas, cita un ensayo de Mansoor Hekmat abogando por la prohibición del velo islámico. Al parecer, Suecia se adelantó algo más de diez años a la polémica del velo, el multiculturalismo y los embates de fundamentalismo islámico.
El texto de Hekmat, titulado El islam, los derechos de la niña, y el hiyab-gate de Rah-e-Kargar fue publicado por el Comité Sueco del Partido Comunista Obrero de Irán en junio de 1997. Traduzco y reproduzco:
En defensa de la prohibición del velo islámico para niños
Dos folletos han sido publicados recientemente en Estocolmo, en contra de la Campaña Internacional para la Defensa de los Derechos de la Mujer en Irán (ICDWRI es su sigla en inglés) y el Comité Sueco del Partido Comunista Obrero de Irán. El tono de ambos panfletos es extremadamente hostil. Ellos tienen el mismo contenido y la misma orientación, y podrían ser incluso de la misma pluma. El primero está firmado por el consejo editorial del ‘Diario Sueco (?) de las Mujeres y el Fundamentalismo’, mientras que el segundo está firmado directamente por Rah-e-Kargar (Organización de Trabajadores Revolucionarios de Irán). Los volantes requieren una respuesta rápida y seria.
Lo que ha provocado a los escritores de los dos folletos es al parecer nuestro apoyo a la prohibición del velo islámico para los niños. Objetan que esto ‘va en contra de la libertad de elección de la ropa’ de los musulmanes. Es una negación de los ‘derechos democráticos de las minorías’. Dicen que esta demanda es “racista” y “fascista” y que se remontan a los métodos de ‘Pol Pot’ y ‘Reza Shah’. Ellos nos exponen por traer el “estado, la ley, y la policía’. Dicen que queremos quitarle el velo a las cabezas de las mujeres por la fuerza, dicen que hemos dividido a la gente en ‘la nación del Islam y sus enemigos’, y que estamos empezando una nueva ‘cruzada’. Pero estas son sólo algunas de las acusaciones más leves. También hay acusaciones que, en cualquier sociedad en la que se respetaran la reputación y la dignidad de los ciudadanos y las ‘minorías’ no quedaran a la merced de ‘su propia’ cultura oriental y tradición islámica, resultarían en una demanda por difamación e involucrarían al ‘estado, la ley y la policía’.
Nuestras diferencias sobre los derechos inviolables del niño y la cuestión de la opresión y el desprecio por las mujeres en familias afectadas por el islam son sin duda importantes y graves, y deben ser explicadas y subrayadas de una manera clara y bien razonada. Vamos a llegar a esto más adelante. La histeria de los folletos, sin embargo, no es causada por las diferencias teóricas sobre estas cuestiones. Es, más bien, porque se dan cuenta que una vez más han puesto su pie en ella en público. Al igual que hace unos años cuando apoyaron la expulsión de los afganos de Irán (antes de la caída de la Unión Soviética y el bautizo democrático de nuestros nobles amigos, cuando su amado campamento estaba en guerra con los musulmanes en Afganistán, y la democracia era considerada todavía como la fruta prohibida para los afganos). Esta vez, el alboroto se debe a una reunión a la que llamaron con la intención de poner a los comunistas en su lugar y luchar contra la atención del público masivo a las declaraciones de Asrin Muhammadi y la ICDWRI sobre la cuestión del islam y los derechos de los niños. Pero, como muestran sus propios folletos, ellos no esperaban que la reunión fuera recibida por unanimidad por los musulmanes, y, por supuesto, los ‘fundamentalistas’, y los gritos apasionados de Alá o Akbar y la aclamación islámica en las filas de sus partidarios . Con el tiempo se han dado cuenta de que, en general han salido mal. No tenían la intención de parecer tan islámicos. No pretendían que su ‘línea de demarcación’ con los islamistas fuera difuminada con tanta facilidad. La islamofilia podría (aunque incluso esto es dudoso) ser de utilidad para un ‘partido hermano’ tratando con una población de inmigrantes entre los que el islam tiene una influencia. Pero es una vergüenza y un escándalo político para una organización trabajar principalmente con inmigrantes iraníes más urbanos, profundamente anti-religiosos, y, como los folletos dicen, ‘sofisticados’. Una organización que debería, una vez más, tratar de dividir el islam y el movimiento islámico en buenos y malos, moderados y fundamentalistas, venenosos y comestibles, folclóricos y no-folclóricos, ha declarado públicamente su propia bancarrota política, en particular, ya que todo el mundo sabe que la organización en sí sólo es una astilla del mismo viejo bloque de los movimientos sociales y la tradición política que presentó la sociedad iraní con el partido Tudeh pro-Jomeini y la Mayoría. Esto ha resultado ser un gran escándalo por estos amigos. Es su ‘islam-gate‘ y ‘hiyab-gate‘. Ahora se han dado cuenta de esto y están tratando de encubrirlo con un popurrí de ruido. Ellos están tratando de excusar el embarazoso apoyo de los musulmanes por sus posiciones e ideas echándole la culpa a nuestro ‘fundamentalismo izquierdista’ y anti-islámico. ¡Si no fuera por el Pol-Potismo y el Reza-khanismo del Partido Comunista Obrero, entonces los musulmanes fundamentalistas no serían capaces de asumir una posición virtuosa y protegerse detrás de la democracia, y, por tanto, su línea de demarcación con Rah-e-Kargar y el ‘Diario Sueco de las Mujeres y el Fundamentialismo’, no sería confundida! Una excusa astuta, pero inútil.
Vamos a tratar con los puntos clave de este argumento, uno por uno.
Derechos del Niño y el Hiyab Islámico (Velo)
Nunca hemos dicho nada acerca de ‘quitarle el velo a las cabezas de las mujeres’, ni que ‘la policía’ lo haga. El Programa del Partido Comunista Obrero defiende claramente la libertad de vestuario. Sin embargo, nuestro programa también pide la protección de los niños contra las transgresiones de la religión y las sectas religiosas en sus derechos. Por otra parte, nuestro programa considera que es una ofensa evitar que los niños gocen de sus derechos sociales y civiles, como la educación, la diversión y la participación en actividades sociales específicas para los niños. La cuestión de la libertad de vestuario concierne a los adultos, es decir, aquellos que, al menos formalmente y legalmente, tienen derecho a elegir y pueden enfrentar las consecuencias de su elección – a pesar de que el derecho a elegir de una mujer adulta que esta familiarizada con la amenaza del cuchillo islámico o la jarra islámica de ácido en el rostro es lo más formal puede haber. El argumento en favor de la libertad de vestuario no dice nada sobre los derechos del niño o la niña o adolescente que vive en una familia islámica bajo la custodia de sus padres. ¡Nuestros queridos genios declaran que la distinción entre el niño y el adulto no hace ninguna diferencia en este asunto! Bueno, pues sí la hace.
Decimos que poner un velo sobre las cabezas de las niñas y adolescentes que no han alcanzado la mayoría de edad debe ser prohibido por la ley, porque es la imposición de una cierta ropa para el niño por los seguidores de una secta religiosa determinada. Resulta que la defensa de los derechos civiles de los niños y el derecho del niño a elegir (no absoluto en sí mismo) exigen que esta imposición sea legalmente impedida. La niña no tiene religión, tradición ni prejuicios. Ella no se ha unido a una secta religiosa. Ella es un nuevo ser humano que, por accidente, y con independencia de su voluntad ha nacido en una familia con una determinada religión, tradición y prejuicios. De hecho, la tarea de la sociedad es neutralizar los efectos negativos de esta ciega lotería. La sociedad tiene la obligación de proporcionar condiciones de vida justas y equitativas para los niños, para su crecimiento y desarrollo, y para su participación activa en la vida social. Cualquier persona que trate de bloquear la vida social normal de un niño, exactamente igual que aquellos que quieren violar físicamente a un niño siguiendo su propia cultura, religión, o complejos personales o colectivos, deben enfrentarse con la firme barrera de de la ley y la reacción seria de la sociedad. Ninguna niña de nueve años decide casarse, ser mutilada sexualmente, servir como empleada del hogar y cocinar para los miembros masculinos de la familia, ni ser privada del ejercicio, la educación, y el juego. El niño crece en la familia y la sociedad de acuerdo con las costumbres establecidas, las tradiciones y normas, y automáticamente aprende a aceptar las ideas y costumbres, las normas de la vida. Hablar de la elección del velo islámico por parte de la niña se trata de una broma ridícula. Cualquier persona que presenta el mecanismo de poner un velo a una niña en edad de jardín infantil como su propia ‘democrática elección’ o bien proviene del espacio exterior, o es un hipócrita que no merece participar en el debate sobre derechos de los niños y la lucha contra la discriminación. La condición para la defensa de cualquier forma de la libertad del niño para experimentar la vida, la condición para defender el derecho del niño a elegir, es en primer lugar, evitar que estas imposiciones automáticas y comunes. Cualquiera que piense que en el asunto del velo ‘no hay diferencia’ entre el niño y el adulto, debería, antes de convertirse en miembro de ningún consejo de redacción o de cualquier comité escandinavo de cualquier organización, urgentemente hacer algo con su propio atraso e ignorancia sobre los fundamentos de la cuestión objeto de debate.
Cuando estas personas hablan de la ‘violación de los derechos democráticos’, sin embargo, no se refieren a los del niño, sino a los de los padres. ¿La prohibición del velo islámico para el niño y adolescente infringe los ‘derechos democráticos’ de los padres? Eso es lo que dicen. Afortunadamente, la sociedad humana está emergiendo desde el momento en que la esposa y los hijos eran considerados propiedad del patriarca que podía elegir condenarlos a muerte si así lo deseaba. De lo que estas personas hablan como el derecho democrático de los padres en este contexto es el sobrante de los derechos de las tribus patriarcales, que afortunadamente han sido frenados considerablemente en el curso del progreso social y con la sociedad volviéndose más ‘sofisticada’. Ciertamente, los derechos de los padres en cuanto al niño se limitan a, y están condicionados por los derechos humanos universales y legales del niño. Es tarea de la ley (el propio ‘Estado y la policía’) garantizar esto. Nadie, ni el padre ni la madre, ni nadie, tiene derecho a golpear o intimidar a los niños. Nadie tiene el derecho a quetarle la libertad a la niña , para evitar que se tenga una educación o participe en deportes o tenga una vida social. Nadie tiene el derecho de abusar sexualmente de la niña. Nadie tiene el derecho de hacer que el niño trabaje o a emplearlo. Nadie tiene el derecho de abusar físicamente de los niños, ni siquiera por la prescripción de la ‘santa sharía’. Nadie tiene derecho a privar a la niña de alguna de las posibilidades que las normas establecidas por la sociedad le conceden como su derecho. Estas variedades de abuso infantil no son ‘derechos democráticos’ de nadie. La imposición de prohibiciones y limitaciones a la omnipotencia tradicional y tribal de los padres y esposos es una condición sine qua non para el disfrute de la niña de sus derechos humanos básicos. Nuestros demócratas de tiempo parcial, deberían simplemente tomar nuestra palabra de que la sociedad ha dado un paso adelante para llegar a este punto. ¿Es este simple hecho realmente tan difícil de comprender?
Pero tal vez el velo islámico no puede considerarse como una forma de maltrato infantil. Esto es lo que ellos sugieren. Después de todo, el velo islámico es ‘folclórico’; es ‘nuestro’; pertenece a los ‘inmigrantes desprovistos’; es parte de la cultura de ‘nosotros los orientales’; es ropaje de los ‘anti-imperialistas’. A los racistas no les gusta tampoco y la propia ministra sueca de inmigración, un símbolo de la hostilidad hacia los inmigrantes, se pasea sin velo. Pura basura. Viniendo de un musulmán ‘no-fundamentalista’, o de alguien que pertenece a la secta de los Muyahidines, tal tontería, no sería de extrañar. Pero, las personas que hacen afirmaciones sobre que son mujeres progresistas, y siguen recordándonos de sus relaciones cordiales con veteranas del movimiento de mujeres suecas y del movimiento anti-racista ¿realmente no entienden el significado del velo islámico y su impacto devastador en las mentes y la vida de niñas y adolescentes? ¿Debería uno empezar a predicarles sobre la miseria de una niña que es aislada y señalada, que no sabe por qué no se le permite nadar, mezclarse libremente con sus compañeros de clase, ser activa y juguetona, y, mientras tanto es completamente incapaz de sacarse a sí misma salir de esta pesadilla? Los efectos a largo plazo de la crianza del partido político Tudeh en este grupo son tan profundos que ni siquiera accidentalmente, tropiezan con una posición liberada vis-à-vis el islam.
Prohibición del Velo ‘Obligatorio’ para las Niñas
Este es el eslogan positivo de estas personas sobre la cuestión del velo islámico y los niños. Se imaginan que han descubierto una fórmula buena, eficaz y democrática. Sin embargo, el eslogan no dice nada y no tiene el menor efecto sobre el hecho de la opresión de los niños y niñas especialmente en los ambientes islámicos. ¿Por qué? Piensen en cómo va a funcionar en la práctica. Si esta fórmula se convierte en norma social, las únicas niñas excusadas de llevar el velo serían aquellas que pueden demostrar en una corte o un tribunal que los padres les han puesto el velo a ellas por la fuerza. Siempre y cuando el uso de la fuerza no sea probado ningún delito ha sido cometido. ¡Qué milagrosa fórmula! Cada audaz chica de nueve años con un título de licenciada en Derecho, que es plenamente consciente de sus derechos civiles, y, además, está preparada para ser expulsada de su familia, y testificar en la corte en contra de sus padres musulmanes, y respaldarlo con la evidencia suficiente que indique el uso de la fuerza para poner el velo sobre su cabeza, que fácilmente puede llegar a los argumentos necesarios en contra de los abogados defensores de los padres y elocuentemente criticar y rechazar la cuestión del relativismo cultural, podría (siempre, claro está, que la industria sueca no esté, en ese momento, dedicada a la exportación de algo al “mundo islámico”) obtener permiso para no ponerse el velo. Dónde va a vivir esta niña después del juicio y lo que le pasaría a ella en la fila del bus o en el camino a la escuela, por supuesto no es un problema con el que nuestros amigos se molestan.
La utilidad total de esta fórmula parece ser que pone de manifiesto la ingenuidad y la ignorancia de sus seguidores en cuanto a los mecanismos de la vida real y el problema del maltrato infantil en la familia y la sociedad. Sólo se puede señalar a estas grandes mentes que el mecanismo de coacción y de imposición de la familia está muy arraigado y encubierto. Nadie apunta un arma a la niña para forzarla a que use el velo, porque la niña no pone en duda la voluntad y el deseo de sus padres. En su mente, ella considera que son justificadas y se culpa, incluso cuando es golpeada y maltratada físicamente. Ella considera que la sumisión a la voluntad de ellos es un deber obvio. Es una pesadilla para la niña molestar a sus padres y perder su amor o aprobación. Es difícil entender cómo estas personas esperan que el valor que en conjunto no están dispuestos a mostrar para hacer frente a los musulmanes, sea demostrado por una niña para hacer frente a sus padres y las autoridades en una familia religiosa. Pensamos que ellos quieren formular una propuesta o una política en la defensa de los derechos de los niños. Ahora nos damos cuenta, con su eslogan, que son los niños quienes deben rescatar valerosamente a Rah-e-Kargar y el ‘Diario Sueco de las Mujeres y el Fundamentalismo’ de un callejón político sin salida. Basta pensar, con este eslogan ¿cuántos niños al año realmente se libran del velo islámico? ¿Tres, cuatro, siete, once? ¿Es éste el eslogan que se supone que va a resolver el problema de una generación de niños y adolescentes oprimidos en Suecia? Vamos a preguntar, ¿por qué la carga de la prueba, o la obligación de presentar una queja, no recae en el niño en otros casos similares? ¿Están ustedes preparados para prohibir solamente el trabajo infantil ‘obligatorio’, o el abuso sexual ‘forzado’ de niños? ¿O para prohibir la paliza de una niña solamente cuando se lleva a cabo en contra de sus deseos o el matrimonio de una menor de edad sólo si es ‘contra su voluntad’? ¿Se va a prohibir sólo la la mutilación sexual ‘forzada’ de la niña? ¿No estamos en lo correcto al asumir que en cualquiera de estos casos, si la propia niña es indiferente o da su consentimiento, o se abstiene de presentar una queja, o retira la denuncia, no se ha cometido ningún delito, su responsabilidad ha terminado, su conciencia está limpia, y ustedes pueden volver a su reunión editorial sueca y a la del comité escandinavo de su organización?
Este eslogan es vacío e hipócrita. Es una fórmula diseñada para evitar el problema y no molestar a los musulmanes. Ponerle el velo a las niñas es, por definición, una imposición religiosa y cultural por una secta religiosa determinada. Así como a los seguidores de la secta de la ‘Puerta del Cielo’ no se les permite matar a sus hijos junto con ellos mismos cuando se suicidan para llegar a la ‘nave nodriza’, a los miembros de la secta del islam no se les debe permitir simplemente impartir a las niñas que vienen al mundo en medio de ellos, el aislamiento y la esclavitud y la privación de los derechos de las mujeres en su culto. La sociedad tiene derecho, de hecho tiene el deber, de defender los derechos de estas niñas, incluso si ellas mismas no saben lo que les está pasando o lo han aceptado de buen grado. La sociedad tiene derecho a exigir que los estándares que se han convertido en normas como resultado de la Ilustración y justas luchas de muchos seres humanos sean observadas en el caso de estas niñas. No son simplemente la propiedad de sus padres. Ellas son miembros respetables de la sociedad, tienen ciertos derechos, y la sociedad es responsable de la salvaguarda de esos derechos. Quienquiera que realmente desee evitar la imposición del velo islámico en las niñas, quienquiera que realmente desee que las miles de niñas que son víctimas del velo islámico hoy en día sean liberadas de él, también entiende que el velo islámico debe ser prohibido para las niñas. Sólo esta demanda ofrece un apoyo real para las niñas en las familias islámicas. Sólo esta demanda permite a las familias que se niegan a imponer el velo islámico, pero que se ven obligadas a hacerlo bajo la presión de los grupos islámicos y la atmósfera que domina su entorno a participar, hacgan retroceder estas presiones y actúen con más humanidad. Sólo esta demanda refuerza las manos de las madres que alguna vez sintieron la injusticia y tienen simpatía con sus hijas para que protejan a sus hijas en la familia y tengan una voz. Sólo esta demanda realmente aislará a los fanáticos endurecidos, de mente cerrada y mafiosos de la religión en los entornos de los inmigrantes. Sólo esta demanda ofrece la vía menos dolorosa y más ética de que las niñas sean liberadas de la injusticia que se les hace sufrir.
El miedo: ‘la Ley y la Policía’
Uno de nuestros graves delitos parece ser que hemos pedido a la ley que prevenga esta violación de los derechos de las niñas y adolescentes en ambientes islámicos. Hemos pedido que una cierta variedad de abuso de menores y que el encierro infantil estén legalmente prohibidos. La reacción de ellos es increíble. ¡Ahora se trata de ‘recurrir a la ley y la fuerza’! ¡Es poner ‘bajo llave! Ellos lloran ‘¡Pol Pot!’, ‘¡Reza Shah!’, ‘¡Le Pen!’ Como si fuera la primera vez que oigo a alguien pedir un cambio en la ley y las garantías legales a favor de un derecho y contra las infracciones de la misma. No está claro si debemos tener en cuenta su oposición a la interferencia del Estado en la defensa de los niños como un recién adoptado anarquismo y un súper-revolucionarismo, o como si se hubieran unido al movimiento para la de-gobernmentalización y el culto al mercado que ¡parece ser el requisito previo para ser considerado un demócrata en el mundo post-soviético! Alguien entre estos ‘movimientos feministas y antirracistas suecos’ sin duda debería tomarse la molestia de explicarle a nuestros nouveau demócratas, que toda la lucha por las reformas y la erradicación de la discriminación es una lucha por la ley, cambiando y mejorando, e implementando la ley. Alguien debería explicarles que los trabajadores y mujeres igualitarios han pasado por muchas luchas para que el principio de igualdad entre hombres y mujeres, la licencia de maternidad y los subsidios de desempleo sean incluidos en la legislación laboral, para el beneficio de, entre otros, nuestra propios nobles amigos. Alguien debería decirles que el movimiento de mujeres, el movimiento de derechos civiles en EEUU, el movimiento anti-apartheid, y el movimiento ecologista han sido los movimientos para cambiar la ley y poner el apoyo de la ley tras sus demandas. La ley es el foco principal de la lucha por reformas en la sociedad. Aquellos que hablan de los derechos de la mujer y la defensa de los niños, pero declaran de antemano que dejarían las leyes de la naturaleza tal como están y no tienen necesidad de cambiarlas no pueden ser tomados en serio. Por supuesto, hay un nuevo orden mundial y los patrocinadores suecos de nuestros amigos no entienden persa. Pero esta es una pobre excusa para hablar tonterías. Si se repiten estas ‘brillantes’ ideas en sueco, si gritan ‘Le Pen’ y ‘Pol Pot’ en el movimiento feminista que está pidiendo la ratificación de las leyes en favor de las mujeres, si abusan de los sindicatos, que piden un prohibición legal del trabajo infantil, si insultan a la gente jubilada que insiste en el control del Estado y la ley y ‘la policía’ sobre sus ahorros en fondos de pensiones para evitar que se malgasten , entonces los primeros en llevarlos hasta la puerta serían estos mismos ‘feministas y movimientos anti-racistas suecos’.
No está claro, por otra parte por qué la aprobación de cualquier ley debe ser interpretada como poner a la gente ‘bajo llave’. Asustar a la gente como lo hacen los mulás y repetir como un loro, el escueto tema de abusos en la Guerra Fría y las mentiras de los gobiernos occidentales contra los comunistas, aunque despreciables, no nos sorprende viniendo de estas personas. La verdad del asunto es que la ratificación de la ley para prohibir el velo islámico para los niños, debería, al igual que todas las demás regulaciones de derechos civiles, resultar en que la mayoría de las personas las siguieran sin mucha dificultad. El resultado de esta situación es que muchas niñas de familias islámicas estarían libres de este enredo sin conflictos cotidianos. En cuanto a las medidas que deben adoptarse en los casos en que la ley no se cumple, no puede haber mayor discusión por separado. Aparcar un coche en frente de los grifos de los Servicios de Bomberos en la calle también está prohibido y hasta ahora nadie ha sido arrestado por este delito, ni siquiera en Irán o Indonesia. Andar en moto sin casco de seguridad, está prohibido y esta ley está en conflicto con el turbante de los sikhs. Pero este hecho no ha impedido la aprobación de la ley y ningún sikh la ha llamado el legado de Pol Pot y de Shah Reza, o un complot diseñado para poner a los sikhs bajo llave. El punto es que con la aprobación de la ley, el principio de los derechos de la niña y el hecho de que la religión es un asunto privado de los padres que no debe ser impuesto a la niña y que eso viola los derechos civiles de ella está confirmado y establecido como una norma social. Y, por último, a lo mejor hay que señalar que son los padres los que son responsables de las violaciónes de esta ley, y no la niña. La niña que lleva puesto un velo no ha cometido ningún delito.
Pero ¿cuál es la alternativa para estas personas? Si la ley no debe interferir, entonces ¿cómo se puede poner fin a la pesadilla de la vida cotidiana de las niñas en las familias islámicas? Su respuesta es el ‘diálogo crítico’, la orientación, ‘aumentar el apoyo para las niñas en las familias islámicas’ y ‘aumentar el poder de las organizaciones populares independientes e instituciones’. En otras palabras, la cuestión debería dejarse en manos del sector privado y el mecanismo del mercado de las ideas. Más recursos y ‘poder’ deben asignarse a organizaciones tales como ‘el Diario Sueco de las Mujeres y el Fundamentalismo’ y a ‘bien conocidas personalidades de la televisión’ que saben ‘presidir una sesión’ para trabajar en contra del crecimiento del fundamentalismo entre los inmigrantes, en la forma que hemos visto, mediante la movilización de los musulmanes moderados y la promoción del islam tolerante. Mientras tanto, las niñas de familias islámicas deben tener paciencia, respetar los derechos democráticos de sus padres creyentes. Ellas deberán ser informadas a su debido tiempo de los liberadores resultados de estos esfuerzos a través del maravilloso programa de TV Mosaic.
Más adelante veremos el ‘material’ de base para esta posición. Pero para aquellos cuyo verdadero interés es la privación de un grupo de la generación actual de niñas en esta sociedad de sus derechos humanos, estos puntos de vista están vacíos y carecen de valor. Los derechos de la niña debe ser garantizados a través de los mismos mecanismos que todos los demás derechos en la sociedad. La ley debe cambiar a favor de eliminar la discriminación contra las niñas en las familias islámicas. La ley debe garantizar seguridad a las niñas frente a las violación de sus derechos por las sectas religiosas. La ley debe otorgar el derecho a estos miembros olvidados de la sociedad sueca a decidir libremente sobre la religión cuando alcanzan la mayoría de edad legal, y mientras tanto ninguna creencia religiosa o ritual, especialmente aquellos con efectos tan devastadores, deberían imponérseles. Quien no está dispuesto a traer el apoyo de la ley y el Estado para apoyar a estas obvias víctimas de maltrato infantil y odio a las mujeres, si no es un demagogo, es ciertamente incapaz de comprender los elementos básicos del problema.
Minoritismo y Relativismo Cultural
El núcleo de la posición de derecha, islámica de estas personas es el concepto de relativismo cultural y la cuestión de las ‘minorías’. Esto debe ser tratado en detalle en otra parte. Baste decir que la tesis del relativismo cultural y la combinación de políticas y medidas gubernamentales y no gubernamentales, así como disposiciones sobre la base de que en Occidente es un fenómeno profundamente racista. El relativismo cultural es una cubierta para crear un apartheid jurídico integral, social, intelectual, emocional, geográfico y civil entre los habitantes de un país basado en las diferencias de raza, etnia y religión. Su resultado es la creación de comunidades pequeñas, cerradas y reaccionarias de ‘minorías’ no europeas en el corazón de una ‘mayoría’ europea, blanca.
Esta tendencia debe ser evitada. Todos los suecos son ciudadanos con iguales derechos, y deberían vivir de acuerdo a las mismas leyes y normas sociales. A diferencia de estos otros, nosotros no dividimos a la sociedad en mayorías y minorías culturales, religiosas, nacionales y raciales. Estamos a favor de leyes equitativas y universales y las libertades para toda la humanidad, que deberían abarcar a todos, sin distinción de sexo, raza, etnia, etc Nosotros no nos consideramos como parte de una minoría. Las niñas que están en el centro de la controversia actual no pertenecen a alguna minoría. Ellas son habitantes suecas, que deben poder disfrutar de todos los derechos, las libertades y las posibilidades que se ofrecen para los niños como resultado de los esfuerzos de sucesivas generaciones de progresistas, gente ilustrada, igualitaria en esta sociedad.
La controversia sobre el velo islámico en sí misma refleja también qué tipo de personas son los partidarios del relativismo cultural y el minoritismo: la burguesía sueca que considera que los inmigrantes y extranjeros siempre serán ajenos a la sociedad sueca, y se fija la tarea de controlarlos y de mantenerlos alejados del metabolismo social en Suecia al menor costo posible. Intelectual y socialmente, el relativismo cultural sigue los mismos objetivos que la guetización en cuanto a la vivienda y el asentamiento. En este lado de la ecuación, la minoría falsa pero creada requiere caciques, jeques, monitores y supervisores – gente de ‘su propia’ clase y raza que debe ayudar a la sociedad mayoritaria en la gestión de la comunidad minoritaria, quienes deberían evitar la tensión y la agitación en el campo de las minorías, y evitar, dentro de la comunidad minoritaria, el esfuerzo hacia una sociedad integrada y unificada, manteniendo las expectativas bajas, y justificando la ideología del apartheid a través de la lengua y la cultura de la comunidad minoritaria.
Y este es el mensaje estimado para el que estas personas se están preparando. Le están pidiendo al Estado ‘poder y autoridad’. Tienen en mente que la religión y los rituales de las comunidades minoritarias y los ‘derechos democráticos de los padres islámicos’ deben permanecer ilesos. Crean ruido y mala sangre en contra de la ratificación unánime de las leyes que tienen por objeto limitar los poderes de las autoridades tradicionales en el entorno de las minorías. Prometen ‘más apoyo’ a las pequeñas niñas pertenecientes a minorías. Para la minoría, cuentan con las conexiones y el apoyo de las autoridades, personalidades conocidas y figuras simpatizantes entre la mayoría, mientras que le muestran a las autoridades de la mayoría la hosanna ferviente y la aprobación de la sección religiosa en el campo de la minoría. Tienen la esperanza de convertirse en los gerentes internos del mundo de la minoría. Son personas que tienen un pie en cada uno de los dos mundos, en el centro usan jeans, son feministas, y dicen defender la libertad civil en Suecia, mientras que en la localidad se ponen taparrabos, pañuelos en la cabeza, y Aba, y, utilizan la jerga del clero del pueblo y de los jóvenes del bazar, llamando ‘sofisticados’ a las personas que hablan de modernidad. Ellos han comprendido el orden del día, y están haciendo todo lo posible para llevarlo a cabo. El objetivo es mantener a la comunidad minoritaria apartada de la sociedad mayoritaria y mantenerla en una cuarentena cultural, política e intelectual. El objetivo es evitar un ambiente polarizado, inquieto. El objetivo es prevenir ‘el crecimiento del fundamentalismo entre los inmigrantes de segunda generación’. El objetivo es salvaguardar a Suecia del terrorismo islámico.
Esta receta, por desgracia, no sólo es perjudicial para las niñas de familias islámicas, sino que también allana el camino para la reacción islámica y el terrorismo. Se ha demostrado una y otra vez que hacer retroceder la religiosidad y la reacción religiosa no es posible sino a través de la defensa inequívoca de los valores humanos contra la religión. Se ha demostrado una y otra vez que la prevención de la barbarie religiosa no se produce a través de sobornos y tratando de darle un rostro humano, sino a través de la lucha contra las creencias y prácticas religiosas reaccionarias. ¿Qué precio debe ser pagado por estas personas para darse cuenta que el islam y la religión no tienen una facción progresista soportable? ¿Cuántas veces debe ser probado que sólo la existencia de una alternativa liberadora verdaderamente radical puede tirar de la alfombra bajo los pies del islam político? Es tan difícil comprender que impedir la reacción islámica y el terrorismo no es posible a través de justificar el terror anquilosado en el marco de la familia, o comprender que el minoritismo y la política del relativismo cultural es el servicio ingrato a la reacción islámica, proporcionando el entorno cultural y social para su reclutamiento.
Sin embargo, estas personas no tienen mucha oportunidad de jugar el papel de un agente, ya que se trata de una serie de inmigrantes que no sólo no son religiosos, sino que son profundamente anti-religiosos. El velo islámico no es un problema que afecta a los inmigrantes procedentes de Irán. Esta es una comunidad de inmigrantes que tiene una gran simpatía por el modo de vida europeo, y ha venido aquí precisamente con un aborrecimiento por el islam. La islamofilia podría resultar un lucrativo negocio político entre los inmigrantes de otros países, pero no es la demanda de este grupo en particular. Mientras tanto, este hecho pone de relieve el importante papel que los inmigrantes iraníes pueden desempeñar en el futuro de la sociedad sueca forjando el destino de la reacción islámica en este país. Este grupo puede, por un lado, servir de modelo para la modernidad entre los inmigrantes de los otros así llamados países islámicos, mientras que, por otra parte, tienen las manos libres en la lucha contra la reacción islámica, ya que comprenden, más que los otros, la naturaleza de la religión y el estado religioso. De este modo, pueden ser la voz de la verdad contra la propaganda de los islamistas y el coro de gente como Rah-e Kargar y los partidarios del relativismo cultural. El Partido Comunista Obrero en Suecia hace lo posible por involucrar a estos inmigrantes en el apoyo a los derechos de las niñas, y en la prevención de la expansión de la reacción islámica, así como en la de la la política racista de guetización cultural.
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La cuestión en juego es de la mayor importancia. La polarización que se ha producido es profunda y real. En qué medida el ruido y la demagogia de estos grupos de arreglar su reciente escándalo político no viene al caso. Lo importante es que los defensores de la libertad y la igualdad y el laicismo deben presentarse con toda su fuerza contra el racismo estatal en estas sociedades y sus tesis y políticas en la formación de un apartheid cultural y social, y en contra de las tendencias reaccionarias, regresivas, y oportunistas entre los inmigrantes ellos mismos. El Partido Comunista Obrero se ha comprometido con esta lucha. La defensa de los derechos de las niñas en familias afectadas por ambientes islámicos y en familias islámicas, es una parte inseparable de esta lucha.
Ya no quedan comunistas así. Ahora todos se han tragado el cuento del multiculturalismo y lo defienden como si fuera una verdadera causa de izquierda.
Creo que su definición, es la mejor que he encontrado sobre qué es el multiculturalismo y el relativismo cultural: “es una cubierta para crear un apartheid jurídico integral, social, intelectual, emocional, geográfico y civil entre los habitantes de un país basado en las diferencias de raza, etnia y religión. Su resultado es la creación de comunidades pequeñas, cerradas y reaccionarias de ‘minorías’ no europeas en el corazón de una ‘mayoría’ europea, blanca”.
¡Grande Mansoor Hekmat!