En Colombia estamos en año electoral, lo que significa que empiezan las mentiras, las falsas promesas, las alianzas entre supuestos enemigos y todo tipo de triquiñuela y artimaña tanto legal como ilegal con tal de conseguir una porción de poder.
No voto. Pero si creyera en que los candidatos realmente dicen lo que van a cumplir en vez de lo que creen que los votantes quieren oír, no votaría por Álvaro Cruz para la gobernación de Cundinamarca, quien es autor de esta frase:
Hay que reconstruir la transparencia en la administración de los recursos, la seguridad en zonas urbanas, la fe y la esperanza de los jóvenes, los principios, los valores y la familia.
¿Fe? ¿Creer en algo sin el menor trazo de evidencia e incluso cuando las pruebas desmienten la creencia? No creo que sea lo que más necesite la sociedad cundinamarquesa -o cualquier otra-.
Tal como dice Christopher Hitchens: “La fe es la rendición de la mente, es la rendición de la razón, es la entrega de lo único que nos hace diferentes de otros mamíferos”.
Y además el tipo este quiere promover “la familia”. Ya tenemos suficientes idiotas útiles de la Iglesia Católica en todas las ramas del poder público como para que llegue uno más, a defender una construcción social que ha servido como fuente de discriminación y excusa para violar libertades civiles de otros seres humanos.