Los multiculturalistas podrán dormir en paz esta noche. Occidente no ha conseguido entrometerse y contaminar las sagradas tradiciones de Pakistán.
Al menos, eso fue así para las hijas de Arif Mubashir:
Arif Mubashir mandó a seis de sus hijas a su habitación. Allí, en el cuarto paterno y en presencia de toda la familia, disparó sobre las adolescentes y las mató. El argumento para la masacre fue que dos de ellas, Sameena, de 14 años, y Razia, de 16, tenían relaciones sentimentales con chicos del barrio. Otras cuatro hermanas las encubrían, según delató el hermano. El padre consideró que la conducta de las chicas atentaba contra el honor de la familia. Ocurrió el martes en la región paquistaní del Punjab, fronteriza con India, en la localidad de Tandlianwala.
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En culturas como la paquistaní o la kurda, el honor familiar se sustenta sobre la honra de las mujeres. Son ellas las encargadas de mantenerlo a base de pudor, recato y recogimiento en casa. Incumplir el mandato puede costar la vida.
Amigos relativistas culturales, quédense tranquilos. Una cultura más, impoluta, se ha cargado la vida de seis inocentes jóvenes… como es debido.