La robespierina Gilma Jiménez, autoproclamada defensora de los niños y promotora del regreso de la cadena perpetua al país ahora quiere radicar un proyecto de ley para castigar el maltrato infantil.
Para aquellos que pensaron que tiene que ver con imponer cárcel, adivinaron, pues esa señora no conoce otra forma de resolver los conflictos que aquejan a la sociedad. El proyecto de ley está incompleto y obviamente está diseñado para que llegue al ignorante público sediento de sangre antes de que sea una medida seria:
La senadora Gilma Jiménez radicará en el Congreso el código de paternidad, un proyecto que busca castigar con cárcel a personas que maltraten a sus hijos.
Enero, diciembre, junio y julio son los meses en que las cifras de violencia contra los menores de edad se recrudecen.
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Los asesinatos y violaciones contra los derechos de los menores en gran medida están relacionados con problemas de pareja entre los adultos a cargo de su custodia.
La próxima semana en el Congreso será radicado el código de paternidad y maternidad responsable para castigar a los padres que atenten contra el bienestar de los menores de edad. Dentro de esta iniciativa también se contempla duras sanciones a las entidades de salud que no den prioridad a la atención de infantes y jóvenes.
Así es: todas aquellas conductas que atenten contra los niños y que si se castigan generan votos, serán castigadas. Otras, como el hecho de maltratar psicológicamente a los menores (¿les suena el estribillo “Yo veré cómo crío a mi hijo“?) o el de suscribirlos a una superstición para su posterior adoctrinamiento sin que tengan el menor uso de razón y ni siquiera haya un consentimiento informado, o la decisión de no vacunarlos porque sus listillos padres se han tragado enterita la conspiranoia antivacunas pasan de largo.
Los padres pueden seguir gritándole a sus hijos, diciéndoles lo inútiles y brutos que los consideran y mientras el maltrato no llegue a lo físico, no irán a la cárcel. Lo mismo con el adoctrinamiento religioso.
Creo que nunca antes había tenido tanto sentido el término “populismo infantil”.