Por esta razón celebro su sueño, su objetivo, su meta, que se empezó a materializar el 4 de Julio de 1776 y fue cambiando de rumbo con el paso del tiempo. A veces para mejor (se abolió la esclavitud) y a veces para peor (para empezar, el Partido Republicano).
En vista de la poca gracia que me hace el patriotismo, cito una genial frase del siempre fabuloso Thomas Paine (uno de las Padres Fundadores que se opuso a la esclavitud y propuso la abolición de la misma):
Hablo un lenguaje abierto y desinteresado, que no es dictado por ninguna pasión, salvo aquella de la humanidad. Para mí, que no sólo he rechazado ofertas, porque me parecieron impropias, sino que he disminuido las recompensas que pude haber aceptado con la reputación, no es de extrañar que la mezquindad y la imposición me parezcan repulsivas. La independencia es mi felicidad, y puedo ver las cosas como son, sin tener en cuenta el lugar o la persona, mi país es el mundo, y mi religión es hacer el bien.