Hace unos días leí en el diario El Espectador acerca de una terapia de desintoxicación en Hogares Claret a la que el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar envía a los menores de edad a su cargo que han tenido problemas de adicción a las drogas.
En vista del carácter pseudocientífico de la terapia y de que además en dicha terapia se promovían ideas de caracter religioso, no consideré que fuera suficiente con denunciar el hecho en un artículo, sino que acabo de llenar un formulario de contacto en la página del ICBF con la siguiente misiva:
Por medio de la presente les comunico que en la edición del diario El Espectador del 22 de Junio del año en curso leí que el ICBF tiene un convenio con los Hogares Claret.
En el mismo reportaje, el diario informa que durante los ejercicios de desintoxicación y la terapia del no consumo, a los menores de edad que el Instituto envía los ponen a “decir la oración de agradecimiento”.
En vista de que el ICBF es una entidad del Estado y la Constitución de 1991 establece que Colombia es uno aconfesional, o sea, laico, secular, les solicito que el mencionado convenio cese o se regule de manera tal que los menores de edad no sean expuestos a ningún tipo de adoctrinamiento religioso -ni promoción de prácticas religiosas, ni ideas religiosas, ni siquiera a la noción o sugerencia de que existe algún “ser superior” o “sobrenatural”- en los centros claretianos. Si esto no fuera posible, no existe ningún motivo para seguir manteniendo el convenio de marras, pues el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar claramente estaría incurriendo en una práctica inconstitucional al enviar menores de edad que están bajo su cuidado y responsabilidad a un lugar en el que serán inculcados con una serie de nociones que el Estado tiene la prohibición expresa de promover o sugerir.
Infortunadamente el Estado es aconfesional pero no ha rechazado la utilización de pseudociencias, así que sólo me resta advertirles, en mi calidad de ciudadano cumpliendo con su deber, que la “meditación trascendental” no es una terapia científicamente aceptada ni hay estudios serios que la avalen como científicamente relevante a la hora de contrarrestar la adicción de una persona a las drogas. Supongo que si realmente están interesados en promover la mejoría y desintoxicación de los menores de edad a su cargo, tomarán las medidas necesarias para que el tratamiento al que los envíen de ahora en adelante esté avalado por estudios científicos serios, no sesgados, revisados por pares y, de ser posible, después de haber superado pruebas de doble y triple ciego.
Cordialmente,
David A. Osorio S.