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Hipocresía y Homofobia Cristianas

Jonathan Dudley, autor del blog de creencias de CNN, escribió un artículo hace unos días y vale la pena echarle una mirada.

El título del texto es Mi postura: la Biblia condena muchas cosas así que ¿por qué enfocarse en la homosexualidad?:

Habiendo crecido en la comunidad evangélica, aprendí que la posición de la Biblia sobre la homosexualidad es clara. Dios la condena, se me enseñó, y los que no están de acuerdo simplemente no han leído la Biblia con suficiente atención.

Habiéndome graduado recientemente de la Yale Divinity School, puedo decir que el enfoque de mi comunidad de la infancia sobre los derechos de los homosexuales -aunque bien intencionado- está plagado de un egoísta doble rasero.

No me cabe duda de que el autor del Nuevo Testamento que escribió sobre el tema de las relaciones hombre-hombre pensó que eran un pecado. En Romanos 1, el único pasaje en la Biblia donde se da explícitamente una razón para oponerse a las relaciones homosexuales, el apóstol Pablo las llama “antinaturales”.

El problema es que el único otro argumento moral de Pablo sobre la naturaleza es el siguiente: “¿Acaso no os enseña la naturaleza misma que le es deshonroso al hombre dejarse crecer el cabello, mientras que a la mujer le es honroso dejarse crecer el cabello?” (1 Corintios 11:14-15).

Pocos cristianos responderían a esa pregunta con un “sí”.

En resumidas cuentas, Pablo objeta dos cosas como antinaturales: una es el sexo entre hombres y la otra es que los hombres tengan el pelo largo y las mujeres lo tengan corto. La comunidad que se opone al matrimonio gay toma una de esas condenas como intemporal y universal y a la otra como culturalmente relativa.

Asimismo, no dudo que aquellos que defienden el matrimonio entre homosexuales están abogando por una revisión de la tradición cristiana.

Pero la comunidad que se opone al matrimonio gay ha revisado la tradición cristiana en una multitud de formas. Durante los primeros 1500 años de cristianismo, por ejemplo, el matrimonio era considerado moralmente inferior al celibato. Cuando un teólogo llamado Joviniano desafió esa jerarquía en el año 390 aC -sólo por sugerir que el matrimonio y el celibato podían ser esfuerzos igualmente valiosos- se le consideró un hereje y fue excomulgado de la iglesia.

¿Cómo se compatibiliza eso con el activismo de los “valores familiares” de hoy en día?

El profesor del Nuevo Testamento de Yale, Dale B. Martin, ha señalado que hoy en día el activismo “pro-familia”, a pesar de su pretensión de representar los valores cristianos tradicionales, habría sido considerado “herejía” durante la mayor parte de la historia de la iglesia.

La comunidad que se opone al matrimonio gay también se ha alejado de la tradición cristiana en otro tema en el centro de su agenda social: el aborto.

Sin el conocimiento de la mayoría de los cristianos laicos, la gran mayoría de los teólogos cristianos y los santos a lo largo de la historia no han creído que la vida comience en la concepción.

Aunque admitió cierto grado de incertidumbre sobre el asunto, el muy influyente pensador cristiano del 4° y 5° siglos San Agustín escribió: “no se puede decir que no haya un alma que vive en [un] cuerpo” si este no está “aún dotado de sentidos”.

Tomás de Aquino, un santo católico y un gigante de la teología medieval, sostuvo: “antes de que el cuerpo tenga órganos, de cualquier manera, no puede ser receptivo del alma”.

Los evangélicos estadounidenses, por su parte, estuvieron ampliamente opuestos a la idea de que la vida comienza en la concepción hasta la década de 1970, llegando incluso a defender leyes de aborto más flexibles basados en su lectura de la Biblia antes de esa fecha.

No sirve oponerse al matrimonio gay porque no es tradicional, mientras que se promueven otras posiciones que no son tradicionales.

Y luego está el tema del divorcio. Aunque sólo hay una referencia indiscutible sobre las relaciones homosexuales en el Nuevo Testamento, el divorcio es condenado absolutamente, tanto por Jesús como por Pablo. Para citar a Jesús en el Evangelio de Marcos: “Quien repudie a su mujer y se case con otra, comete adulterio”

Una posible excepción se hace solamente en caso de infidelidad.

La comunidad que más se opone al matrimonio gay por lo general lee estas condenas muy indulgentemente. Una edición del 2007 de la revista Christianity Today, por ejemplo, publicó un artículo en su portada sobre el divorcio que llegó a la conclusión de que los cristianos deben permitir el divorcio por “adulterio”, “negligencia emocional y física” y “el abandono y el abuso”.

El autor hace hincapié en lo poco práctico que sería aplicar una estricta interpretación de Jesús sobre este asunto: “Es difícil creer que la Biblia puede ser tan poco práctica como implica esta interpretación”.

Ciertamente lo es.

Por otro lado, no es nada difícil para una comunidad de líderes cristianos, que son casi exclusivamente blancos, hombres heterosexuales, defender las interpretaciones que pueden ser muy poco prácticas para una minoría históricamente oprimida a la que ellos no pertenecen – los homosexuales.

Si el tema es la longitud del cabello, el celibato, cuándo comienza la vida, o el divorcio, una y otra vez, los líderes que más se oponen al matrimonio gay han demostrado una voluntad increíble para considerar matices y complicadas consideraciones cuando sus propios intereses están en juego.

Desde que me gradué del seminario, ya no me identifico con la comunidad evangélica de mi juventud. La comunidad me ha dado muchos buenos recuerdos y valores sólidos, pero también me enseñó a tomar la perspectiva muy humana de sus dirigentes y a atribuírsela a Dios.

Así que dejemos la farsa y seamos honestos.

Los oponentes al matrimonio gay no están defendiendo los valores de la Biblia. Están usando la Biblia para defender sus propios valores.

Para haberse criado en un ambiente evangélico, Jonathan Dudley tiene las cosas muy claras.

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