Esto no resulta nada nuevo para mí, pero sí puede ser esclarecedor para muchas personas: según la ONG Save the Children, Suecia es el mejor país para nacer y Somalia el peor para eso:
La organización de defensa de la infancia presentó hoy martes en Madrid el ‘Mapa de la supervivencia infantil’, hecho que coincide con la entrega de los Premios Save the Children 2011, que este año recayeron en el arquitecto Norman Foster, el cantante Alejandro Sanz, la ex presidenta de Irlanda, Mary Robinson, y la activista Bianca Jagger.
El estudio fue elaborado con datos publicados por la ONU sobre mortalidad infantil, escolarización y asistencia sanitaria.
¿Qué? ¿Suecia? ¿Ese pobre país condenado al fuego eterno en vista de que la mayor parte de su población es atea?
¿Y Somalia? ¿Ese país de la gloria de los dioses, en donde casi la totalidad de sus habitantes cree en un dios personal?
Seguramente las creencias -o la falta de estas- no es el único factor determinante en la calidad de vida de los habitantes de un país, pero ciertamente hay una relación directa.
Es entonces cuando surge la pregunta incómoda; los creyentes están en capacidad de decidir: pueden dejar de lado su superstición y empezar a mejorar las condiciones y el estilo de vida de los habitantes de sus respectivos países, o pueden seguir aferrados a su amigo imaginario que no provee soluciones reales, pero sí muchos problemas reales.