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Me Gustan estas Prostitutas

Gracias al cristianismo, se ha heredado el prejuicio de que la prostitución es mala y condenable.

Yo considero que no es así.

En primer lugar, que alguien pague voluntariamente por lo que de otra manera sería gratuito es algo que no juzgo. En segundo lugar, darle un orgasmo a alguien difícilmente es lo peor que uno puede hacer. Y en tercer lugar, cada quien es dueño de su cuerpo, por lo que cada quién verá con quién se acuesta o si no lo hace.

Prostituirse, ser promiscuo, o ser virgen son decisiones personales que se deben respetar por igual. Incluso, en muchas de las situaciones, la prostitución fue el único camino que quedó para no morirse de hambre, por lo que resulta aún más respetable. Es un trabajo más y -cuando hay las condiciones adecuadas- no es menos digno que ser contador, médico o abogado.

A pesar de esto, las prostitutas llevan una vida muy dura y complicada, en parte por el estigma social y en parte por lo que sí es un verdadero problema: el proxenetismo.

Por eso me parece aún más admirable el hecho de que las prostitutas de Cartagena protegen a los niños de las redes de proxenetismo y de la prostitución infantil:

Trabajadoras sexuales de Cartagena le declararon la guerra a la prostitución infantil en este turístico balneario del Caribe
y junto a la policía y ONGs buscan estrategias para evitar que los menores caigan en las redes de proxenetas.

Las prostitutas lideran un proyecto para que taxistas, vendedores ambulantes y meseros cooperen frente a mafias que ofrecen a unos 2.000 niños de los barrios marginales.

“Fui prostituta antes que mujer. Comencé a los 10 años y sufrí experiencias que no creerían. Sé que no puedo borrar el pasado, pero sí puedo evitar que otros niños pasen por lo que yo viví y por eso los invito a ayudar”, dijo Damaris a un grupo de taxistas reunidos en un salón público de La Boquilla, un deprimido sector de la ciudad.

La mujer, que aún ejerce en un prostíbulo del centro de la ciudad, forma parte de la campaña ‘La muralla soy yo’ que busca involucrar a quienes viven del turismo en la lucha contra la explotación de niños y adolescentes.

Mi más sincera admiración y felicitación a las mujeres de vida alegre en Cartagena.

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