Por ejemplo, tomemos el caso de la congresista gringa Gabrielle Giffords, que a principios de este año fue herida por un impacto de bala en la cabeza y a quien acaban de dar de alta. El periódico titula eso como “un caso milagroso” y procede a explicar que no hubo amigo imaginario sino sólo Ciencia y buena medicina:
La congresista de Estados Unidos Gabrielle Giffords, herida de un disparo en la cabeza en enero pasado, fue dada de alta este miércoles del hospital donde se le trataba, en Houston (Texas).
Giffords continuará su tratamiento en el centro TIRR Memorial Hermann como paciente externa y residirá en los próximos meses en League City, a unos 40 kilómetros de Houston, donde contará con los cuidados de una persona especializada en asistencia a domicilio las 24 horas del día.
Qué lástima que se maltrate de esa forma el arduo trabajo de los doctores responsables de la mejoría de Giffords.