Ayer fue el último de los tres foros sobre Estado Laico pero por motivos laborales no pude asistir.
Afortunadamente Catalina Ruiz-Navarro reprodujo en su blog la ponencia de Ligia Galvis titulada La Juventud y el Estado Laico. Este es un fragmento:
En un Estado confesional, y particularmente en un estado confesional Católico, los mandatos de los jerarcas de la Iglesia pesan más que cualquier otro, aun cuando van en contra de la razón, el sentido común, la salud pública e incluso algunos sectores del catolicismo. Previo a 1991 el catecismo católico se impartía obligatoriamente en los colegios, más cuando la iglesia católica se ha destacado por la calidad y efectividad de su misión educativa. Sin embargo, debido a que este era un Estado confesional se enseñaban anacronismos, algunos hasta divertidos, como el creacionismo, otros peligrosísimos, como el rechazo a los anticonceptivos, el rechazo a la homosexualidad y la concepción del aborto como un crimen. En un Estado confesional estas creencias llamadas ‘pecados’ podían equipararse con el crimen, pasando de lo teológico a lo legal sin sorpresa alguna, y esto era lo que se le enseñaba a los colombianos en formación.
Difiero con Galvis pues a mí me parece que el creacionismo no tiene nada de divertido. Es de esas estupideces planas, sin sentido, idiotas y peligrosas. De resto, comparto su punto de vista.