El portal Aló Mujeres hace un recuento de la historia del tenedor y hubo una parte que me llamó mucho la atención porque destaca los poderosamente estúpidos argumentos de la Iglesia Católica, que hasta el día de hoy se repiten sin parar:
Siglo XI. Aunque unos especulan que el creador fue Erick Pries, un inventor de Constantinopla cerca del año 1070, el primer tenedor que llegó a Europa fue para el año 1077 y de la mano de la Princesa Teodora, hija del Emperador de Bizancio. Era un pincho con un solo diente y lo llevó a Venecia al contraer matrimonio con el Duque veneciano Domenico Selvo. Pero por ésta y otras de sus refinadas costumbres orientales, fue abucheada y tildada de impúdica y reprobable, ya que su utilización se consideraba una tortura. Acostumbrados a comer con los dedos, este tenedor provocaba heridas en la lengua, encías y labios.
Tanto fue el escándalo que hasta San Pedro Damián, cardenal benedictino de la Iglesia Católica de la época, llegó a llamarlo “instrumentum diaboli“, por su extravagancia. La iglesia la censuró, afirmando que este utensilio estaba en contra de la intención de Dios sobre nuestros dedos como tenedores naturales. El utensilio desaparece por 300 años.
Para que quede claro: gracias a la superstición de un montón de monjes ignorantes expertos en la intimidación y encarnados enemigos de la libertad, la civilización se retrasó 300 años en la refinación de los hábitos de mesa.