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La inquisición islámica

Cuando Richard Dawkins recomienda la lectura de un discurso, probablemente sea buena idea leerlo.

Esta fue la intervención de Maryam Namazie el 4 de Junio durante la Convención Mundial Atea del 2011 en Dublín, títulada La Inquisición Islámica:

En estos tiempos que corren, el islam es importante a causa del islamismo. El islam per sé no es fundamentalmente peor que cualquier otra religión.

Las doctrinas, dogmas y principios de todas las religiones son iguales.

No creo en religiones buenas o malas; en mi opinión toda religión es mala para uno.

La religión debería venir con una advertencia de salud como los cigarrillos: “la religión mata”.

Pero aún así, hoy en día -en estos momentos- hay una distinción que debe hacerse entre religiones en general y el islam en particular, pero no por razones distintas a que es la ideología detrás de un movimiento político de extrema derecha regresiva que tiene el poder del Estado en muchos lugares con la ley sharía siendo el código legal más implementado en el mundo.

El islam nos importa hoy porque estamos viviendo una inquisición islámica y no porque sea cada vez más “popular” como a sus defensores les gusta argumentar. Lo llaman la religión de más rápido crecimiento. A mí personalmente me gustaría un recuento de cuántas personas lo han dejado, o desearían dejarlo si pudieran hacerlo sin ser asesinados.

El atractivo del islam no ha crecido entre el público general; de hecho es todo lo contrario. Su registro de poder político dice mucho por sí mismo: lapidaciones, asesinatos por honor, la amputación de las extremidades, ‘matrimonios’ de niños, el apartheid sexual, decapitaciones, ejecuciones públicas, bombas en discotecas y en autobuses, las masacres de generaciones enteras en el Oriente Medio y en el Norte de África…

Es la diferencia entre el cristianismo hoy en día y el que había durante la inquisición.

Una religión que ha sido frenada por una ilustración es muy diferente de la que tiene poder político y está encabezando una inquisición. Es por eso que cualquier cosa, desde la descarga de información sobre la situación de la mujer en el islam por Perwiz Kambakhsh en Afganistán, la publicación de caricaturas de Mahoma en un periódico danés, apodo de un osito de peluche en el Sudán se convierten en cuestiones de vida y muerte (a menudo con la complicidad de los gobiernos Occidentales).

Bajo una inquisición, el “feminismo islámico”, “el reformismo islámico”, “el islam liberal y humanitario”, “democracia islámica”, “los derechos humanos islámicos”, y las interpretaciones moderadas del islam son imposibles.

Una religión “personal” es imposible en una inquisición. No se puede escoger lo que se desee.

Los islámicos matarán, amenazarán o intimidarán a cualquier persona que interprete las cosas diferente, a quien piense libremente, o a quien transgreda sus normas por el hecho de vivir una vida del siglo 21.

Una de las características de una inquisición es la prohibición total de librepensamiento y la policía del pensamiento. La censura es moneda corriente por lo que se puede enfrentar la pena de muerte por leer un libro o visitar un sitio de Internet. Giordano Bruno fue quemado en la hoguera por herejía en 1600; hoy en día existen numerosos ejemplos de personas asesinadas por razones similares. Algunos de los muertos sólo este año por la República Islámica de Irán, que tiene 130 delitos castigados con la pena de muerte incluyen, por cierto a: Ghorabat Ali por apostasía y a Kazemi y Mohammad Jafar Ali Haj Aghaie por enemistad contra Dios.

Bajo una inquisición, la tortura es la norma. De acuerdo con el manual de turno, los inquisidores recibieron instrucciones de no encontrar inocente a ningún acusado bajo ninguna circunstancia. Lo mismo se aplica en el islamismo. Usted es culpable. Punto final. Culpable por reír, culpable por escuchar música, culpable por llevar jeans, por conducir, por amar, por pensar y por respirar.

El propósito del llamado sistema de justicia de la sharía es obtener una confesión. En Irán, por ejemplo, incluso sus medios de comunicación están involucrados. Press TV, que tiene su sede en el Reino Unido, ha jugado un papel documentado en obligar a los prisioneros torturados a “confesar” sus crímenes en la televisión. La mayoría de los casos recientes son Maziyar Bahari y Sakineh Mohammadi Ashtiani.

Bajo la inquisición, uno era asesinado aunque confesara. La confesión sólo significaba que uno sería estrangulado antes de ser quemados en lugar de ser quemado vivo. Lo mismo se aplica para el islamismo. Es una máquina de matar.

La sharía está diseñada para enseñar a las masas la naturaleza condenable de la disidencia.

Por otra parte, bajo la inquisición, una vez que eres bautizado, eso no puede ser deshecho. Lo mismo ocurre con el islam. A uno simplemente no se le permite salir.

Por supuesto que hay diferencias en la práctica del islamismo como en todo fenómeno, pero es una cuestión de grados. Un poco menos vil es todavía repugnante. La misoginia y falta de humanidad detrás de una ley que a condena a muerte por lapidación a la gente en Afganistán y Somalia son las mismas que niegan a las mujeres el derecho a divorciarse y la custodia de los niños en un tribunal de la sharía en Gran Bretaña.

¿Han caído tan bajo las expectativas que – después de todo lo que hemos visto y oído – todavía hay quienes dicen que una versión del islam reformista, liberal o más suave o que el islam político es posible y tolerable? Estas nociones habrían sido ridiculizadas por los vanguardistas de la ilustración.

Es un insulto a humanidad.

La religión en general y el islam, en particular, sólo puede ser considerada liberal y reformada (no sé si por lo menos eso es siquiera posible) cuando ha sido empujada contra una esquina y fuera del espacio público – cuando se ha visto obligado a administrar comedores de beneficencia en lugar de tribunales y asambleas islámicas.

Si nos fijamos en el cristianismo, por ejemplo, no es que los postulados, dogmas y principios hayan cambiado; no se ha vuelto más humano desde los tiempos de la inquisición y la quema de brujas. Lo que ha cambiado es su influencia social y política en la sociedad actual, en la vida de las personas, en su relación con el Estado, la ley y el sistema educativo. En la medida en que se ha vuelto socavado y debilitado, ese es el grado en que a la gente ha logrado liberarse de las garras de la religión, y tener una vida más feliz y una sociedad mejor. Los valores humanos progresivos se han logrado a costa del cristianismo y la religión.

Lo mismo debe hacerse con el islam y el islamismo.

Y se está haciendo, pero sobre todo por las personas que viven bajo las leyes islámicas o aquellos quienes han huido y buscado refugio en Occidente.

Durante la Ilustración contra el cristianismo, el acalorado debate contra la religión fue planteado por las élites y los intelectuales, y con el tiempo se filtró a la cultura popular. Ahora es al revés -está burbujeando desde abajo, mientras que muchos intelectuales y las élites están o en la cama con la islámicos o sacan el pretexto de que es la ‘cultura de la gente’.

Después de todo, ¿la cultura de quién estamos hablando?

¿La cultura de Sakineh Mohammadi Ashtiani (quien sólo cursó hasta 5° grado) quien “quiere vivir” o la del régimen islámico de Irán que quiere apedrearla hasta la muerte?

¿La de quién?

¿La del hijo de Sakineh que tiene 22 años de edad, Sajjad, quien trabaja como transportador y escribe cartas abiertas a los pueblos del mundo a pesar de las amenazas e intimidaciones, pidiendo ayuda para salvar la vida de su madre o la del régimen que ya ha azotado a su madre dos veces – una vez delante de sus ojos cuando sólo tenía 17 años?

Habida cuenta de los estragos que está causando el islamismo en todo el mundo, conceptos tales como “reformismo islámico” y “liberalismo islámico’, y etiquetas tales como “las sociedades islámicas” o “comunidades islámicas” deliberadamente o sin intención se vuelven parte del esfuerzo por islamizar las sociedades y las comunidades y entregárselas de la cabeza hasta los pies a organizaciones islámicas regresivas y parasitarias, los imanes y los estados.

Después de todo, hay innumerables características que definen a la gente y con las que las personas se definen a sí mismas pero en estos tiempos estamos cada vez más identificándonos sólo por la religión. Esto tiene mucho a ver con el ascenso del islamismo y un nuevo orden mundial que ha hecho retroceder los conceptos de universalidad y de ciudadanía. Dentro de este contexto, etiquetar a las personas como musulmanes y sólo como musulmanes es en realidad parte del proceso de amontonarlos para fingir “representación” y de limitar sus derechos.

Cualquier intento por promover las versiones “buenas” del islam y del islamismo contra las “malas” también consigue lo mismo.

Si quieren una versión ” más tierna ” del islam, entonces desháganse del islamismo.

Eso no quiere decir que no haya muchos musulmanes o aquellos etiquetados como tal quienes tienen puntos de vista humanistas, laicos, moderados, feministas, ateos, liberales, socialistas y otros, pero éste no es uno y lo mismo pasa con el islam como tal en el poder.

Después de todo no todos son musulmanes o islámicos, para el caso. Hay innumerables partidos políticos, sociedad civil y movimientos sociales con diversas creencias y valores y clases. Mediante el aglutinamiento de gente en una comunidad homogénea de musulmanes, se reduce el espacio para respirar y moverse.

E ignora el hecho de que los musulmanes, o aquellos etiquetados como tal, son las primeras víctimas del islamismo y quienes están en la primera línea de resistencia. Ignora las generaciones sacrificadas en el Medio Oriente y en África del Norte enterradas en fosas comunes, cortadas y lapidadas hasta la muerte y colgadas de la las grúas en el centro de la ciudad e ignora la resistencia que tienen lugar día a día en contra del islamismo.

En ninguna parte hay mayor oposición contra el islamismo que en los países bajo dominio islámico.

Condenar el islamismo y el islam no es una cuestión de juzgar a todos los musulmanes y equipararlos con terroristas.

Hay una distinción entre el islam como un sistema de creencias y del islamismo como movimiento político, por un lado y verdaderos seres humanos vivos en el otro. Ni la extrema derecha ni la izquierda pro-islámica parecen ver esta distinción.

Ambas son intrínsecamente racistas. La izquierda pro-islámica (y muchos liberales) sugieren que la gente es una sola y lo mismo con los estados islámicos y el movimiento que los está reprimiendo. La extrema derecha acusa a todos los inmigrantes y musulmanes por los crímenes del islamismo.

[Es importante señalar aquí que el islamismo fue traído realmente al centro del escenario durante la Guerra Fría en el marco de la política exterior de EEUU con el fin de crear un cinturón islámico “verde” que rodeara la Unión Soviética y no fue inventado en la cocina de algún inmigrante en Londres; por otra parte muchos de los islámicos en el Reino Unido son de hecho nacidos en Gran Bretaña gracias a las políticas de multiculturalismo y apaciguamiento del gobierno].

Tanto la extrema derecha como la izquierda islámica pretenden que el islamismo es la cultura de la gente y que realmente no merecen nada mejor, imputando a innumerables personas los elementos más reaccionarios de la cultura y la religión, que son aquellos de la clase dominante, los imanes parasitarios y los auto-designados ” líderes de la comunidad” .

Su política ignora la distinción entre el oprimido y el opresor y de hecho los ve como uno solo y el mismo. Niega la universalidad, considera los derechos como ” occidentales”, y justifica la supresión de los derechos, las libertades y la igualdad para el ‘otro’.

Los derechos civiles, la libertad e igualdad, el laicismo, la modernidad, son conceptos universales que se han librado por los movimientos sociales progresistas y la clase obrera en varios países.

Como resultado de tales políticas, conceptos tales como los derechos, la igualdad, el respeto y la tolerancia, los cuales fueron planteados inicialmente vis-à-vis la persona, son ahora más y más aplicables a la cultura y la religión y con frecuencia tienen prioridad sobre seres humanos reales.

Por otra parte, la inclusión social de las personas en la sociedad ha llegado a significar únicamente la inclusión de su creencias, sensibilidades, intereses y agendas (léase las creencias del islamismo, la sensibilidad, las preocupaciones y la agendas) y nada más.

La distinción entre el hombre y sus creencias y movimientos políticos regresivos es de crucial importancia.

Es el ser humano quien está destinado a ser igual, no sus creencias. Es el ser humano quien es digno del mayor respeto y los derechos y no sus creencias o aquellas imputadas a ellos.

Es el ser humano quien es sagrado, no sus creencias o religión.

El problema es que la la religión ve las cosas al revés.

Y esta es la razón principal por la que la religión debe ser relegada a ser un asunto privado.

Más importante que el hecho de que divide, excluye, niega, restringe , etcétera, es el hecho innegable de que cuando se trata de religión, no son la igualdad, los derechos, las libertades, el bienestar del de los niños, el hombre o la mujer los que son de suma importancia sino que es la religión misma.

Esto es precisamente lo que está mal con el multiculturalismo. Le da prioridad a las culturas y a la religión en lugar de a las personas y sus derechos y sus vidas. Y dice que los seres humanos – dependiendo de cómo son encasillados – son fundamentalmente diferentes, y debe tratársenos como tal. La idea de la diferencia ha sido siempre el principio fundamental de una agenda racista, y no al contrario.

Y dentro de este contexto, cualquier crítica del islam y del islamismo se considera que es racismo e islamofobia. Esto no es más que alarmismo político con el fin de silenciar las críticas en contra el islam. El término se utiliza para proteger al Islam y al islamismo de la crítica y así que todo, desde oponerse a las ejecuciones en Irán hasta la exigencia de que se le ponga fin a los tribunales de la sharía en Gran Bretaña, se considera racismo por lobbies islámicos y sus partidarios, que también lo hay en la izquierda, como el Partido Socialista Obrero en el Reino Unido.Se ha vuelto políticamente incorrecto criticar al islam. Pero islamofobia no se refiere al temor de unas personas determinadas. Se refiere al temor de una determinada religión. ¿Y qué hay de malo con eso? ¿No deberíamos tener el derecho a ser críticos con el islam – especialmente teniendo en cuenta sus prácticas, su registro? El término se inspira en la xenofobia y la homofobia, pero es una cosa totalmente diferente.

Apuntarle a una creencia, a la religión o al islam es, de hecho, juego limpio y legítimo dado el mundo en el que vivimos

Frente a esta embestida, el laicismo, la universalidad y los valores dignos de humanidad del siglo 21 tienen que ser defendidos y promovidos de forma inequívoca.

Como mínimo, debemos tener la completa separación de la religión y el estado, la ley y el sistema educativo. La promoción del laicismo es, por lo tanto un vehículo importante para proteger a la sociedad de la intervención de la religión en la vida de las personas, sobre todo ante el creciente acceso de la religión al poder.

Por supuesto, hoy en día, el laicismo es, a menudo retratado negativamente. Los grupos religiosos y muchos otros equiparan el laicismo como el otro extremo del fanatismo religioso. Pero esto no es cierto.

La religión excluye, mientras que el laicismo es, inclusivo y asegura que una secta o grupo no le imponga sus creencias a todos. Se asegura de que la religión una persona sea un asunto privado.

Las escuelas de fe deben ser abolidas. La religión en general y el islam más aún por el ascenso del islamismo, adoctrina a los niños – a menudo con violencia. Las escuelas religiosas por naturaleza deben enseñar la superioridad de su sistema de creencias y la bajeza de los no creyentes y kafirs. Lamentablemente, el debate sobre los colegios religiosos se ha centrado durante demasiado tiempo en el control, seguimiento, y el cambio de códigos de admisión y las prácticas de empleo en lugar de que ellos son fundamentalmente malos para nuestros hijos. Esto es porque ellos están más preocupados con la inclusión de la religión – la religión de los padres del niño – que la inclusión, el bienestar y la educación del niño. Las escuelas y la fe son la antítesis entre ellas. La educación es la intención de dar a los niños acceso a la ciencia, la razón y los avances del siglo 21. Tiene el propósito de nivelar el campo de juego independientemente y a pesar de la familia en que nazca el niño. Su objetivo es permitir a los niños a pensar en forma libre y crítica – algo que la religión prohíbe y castiga. La educación sólo puede ser verdaderamente garantizada por un sistema educativo laico y poniendo fin a las escuelas religiosas de una vez por todas.

Los símbolos religiosos en las escuelas y las instituciones públicas también deben prohibirse. Lo que el laicismo hace es exigir que por lo menos en las oficinas gubernamentales y oficiales desde los jueces a los empleados, a los maestros, a los médicos y a las enfermeras no haya promoción de sus creencias religiosas y en lugar de eso hagan su trabajo. De la misma manera que un profesor no puede enseñar el creacionismo en vez de la evolución y la ciencia en un salón de clases; un farmaceuta no puede rechazar prescribirle píldoras anticonceptivas a una mujer debido a sus creencias; un doctor no puede negarse a tratar a una paciente mujer o viceversa. Estamos viendo que esto ocurre cada vez más y más a medida que la religión gana influencia en la sociedad.

Los símbolos religiosos en las escuelas y las instituciones públicas también deben prohibirse. Lo que el laicismo hace es exigir que por lo menos en las oficinas gubernamentales y oficiales desde los jueces, a los empleados a los maestros a los médicos y las enfermeras no haya promoción de sus creencias religiosas y en lugar de eso hagan su trabajo. De la misma manera que un profesor no puede enseñar el creacionismo en vez de la evolución y la ciencia en la salón de clases; un farmaceuta no puede rechazar prescribirle las píldoras anticonceptivas a una mujer debido a sus creencias; un doctor no puede negarse a tratar a una paciente mujer o viceversa. Estamos viendo que esto ocurre cada vez más influencia como la religión ganancias en la sociedad.

La prohibición de símbolos religiosos es en ocasiones se presentado como restricciones a las creencias religiosas o a las libertades y como intolerancia religiosa pero, de nuevo, esto no es así. Las creencias religiosas de uno son un asunto privado; los funcionarios públicos no pueden utilizar su posición para imponer o promover sus creencias.

Por otra parte, cuando se trata para el velo, queda mucho más por hacer que la prohibición la burka y el neqab y el velo de los espacios públicos. El velo es un símbolo como ningún otro de lo que significa ser una mujer bajo el islam – oculta de la vista, atada y amordazada. Se trata de una herramienta para restringir y suprimir a las mujeres. Por supuesto que hay algunas que optan por llevar velo, pero no se puede decir que es una cuestión de elección porque – socialmente hablando – el velo es cualquier cosa menos una cuestión de elección. No hay “elección’ para la mayoría de las mujeres. En los países bajo dominio islámico, es obligatorio. Incluso aquí, en Gran Bretaña, según una declaración conjunta sobre el velo de ‘los grupos musulmanes, eruditos y líderes’, incluido el Consejo Musulmán de Gran Bretaña, Hizb ut Tahrir y la Comisión Islámica de ‘Derechos Humanos’, se afirma que lo del velo ‘no está abierto al debate’. La declaración va tan lejos como para ‘aconsejar a todos los musulmanes a extremar la prudencia en esta cuestión ya que negar cualquier parte del islam puede conducir a la incredulidad.’

Como he dicho antes quitemos toda la presión e intimidación y las amenazas y veremos cuántas permanecen veladas.

Cuando se trata del velo de las niñas en las escuelas, sin embargo, velar niñas no sólo debe ser prohibido en las instituciones y las escuelas públicas, sino también en las escuelas privadas y en todas partes.

Aquí el asunto se extiende más allá del principio del laicismo y va directo al corazón de los derechos del niño.

Mientras que los adultos pueden ‘elegir’ el velo o una religión, los niños por su propia naturaleza no puede tomar tales decisiones; lo que hacen es realmente lo que sus padres les dicen que hagan.

Incluso si hay niños que dicen que les gusta o eligen estar en velo (como algunos medios han informado) , el uso del velo por parte de un niño aún así debe ser prohibido – al igual que un niño debe ser protegido incluso si ‘elige’ quedarse con sus padres abusivos y no bajo el cuidado del Estado, incluso si ‘elige’ trabajar para mantener a su familia en violación del las leyes de trabajo infantil o incluso si ella decide a dejar de asistir a la escuela.

El Estado tiene el deber de proteger a los niños y se debe nivelar el campo de juego para los niños y asegurarse de que nada los segrega o les restringe el acceso a la información, los avances de la sociedad y los derechos, a jugar, a nadar y en general a hacer cosas que los niños deben hacer.

Cualesquiera que sean sus creencias, los padres no tienen derecho a imponer sus propias creencias, ni siquiera el uso del velo a las niñas sólo porque sean sus propios hijos, al igual que no se puede negar su asistencia médica o golpear a los niños y abandonarlos o casar los a los 9 años porque sea parte de sus creencias o religión.

Los niños y menores de 16 años deben estar protegidos contra toda forma de manipulación por parte de las religiones e instituciones religiosas. Las prácticas culturales y religiosas o ceremonias, las cuales son violentas, inhumanas, o incompatibles con los derechos de las personas y la igualdad, deben ser prohibidas. Cualquier tipo de ayuda financiera, material o apoyo moral por parte del Estado a la religión y a las actividades e instituciones religiosas debe detenerse. Todos los establecimientos religiosos deben estar registrados como empresas privadas, someterse al pago de impuestos…

Lo mismo se aplica a los tribunales de la sharía para las llamadas minorías, algo a lo que se opusieron con éxito en Canadá y ahora está siendo promovido en el Reino Unido como una forma de promover los ‘derechos de las minorías’. Aparte del hecho de que la sharía es inherentemente injusta, es discriminatorio e injusto tener diferentes y separados los sistemas, las reglas y normas para personas “diferentes”. El concepto de un tribunal islámico se adhiere a un principio de separados pero iguales similar al promovido por el anterior régimen del apartheid de Sudáfrica. Estaba claro entonces, como es evidente ahora que separados no son iguales. De hecho, es una receta para la desigualdad y la discriminación. Hace que un grupo de personas siempre sean minorías y que nunca sean ciudadanos igual ante y bajo la ley.

Hoy en día, también más que nunca, tenemos la necesidad de la des-religionización de la sociedad, no como un asunto privado, sino en contra de la industria de la religión, que está por encima de la ley, no regulada y nunca ha rendido cuentas de sus fatwas, asesinatos y caos.

Y necesitamos un reconocimiento de la inquisición islámica y solidaridad real con y un refuerzo de la ilustración anti-islámica burbujeando desde abajo que desprecia el islamismo y la moral islámica, desprecia al clero, y rechaza una jerarquía social ordenada, no más de los mismos intentos de mismo al Islam y al islamismo sobre los cuerpos muertos de nuestros seres amados.

Permítanme terminar con una cita del difunto ateo marxista y humanista Hekmat Mansoor:

Me doy cuenta de que los intereses de algunos requieren que se rescate al islam (tanto como sea posible) de la ira de aquellos que han sido testigos de sus atrocidades indescriptibles o han sido víctimas de los islámicos. También me doy cuenta de que el alcance de estas atrocidades y holocaustos es tal que incluso algunos islámicos no quieren asumir la responsabilidad de ellos. Por lo tanto, es natural que el debate el ‘verdadero islam’ vis-à-vis ‘el islam práctico’ sea abordado una y otra vez. Estas justificaciones, sin embargo, son tontas desde mi punto de vista (el de un comunista y ateo) y desde el punto de vista de aquellos de nosotros que han visto o han sido las víctimas de los crímenes del islam. Ellos son tontos para aquellos de nosotros que estamos viviendo a través de una colosal lucha social, política e intelectual con esta bestia. Los fundamentos doctrinales y coránicos del islam, el desarrollo de la historia del islam, y la identidad política y afiliación al islam y de los islámicos en la batalla entre la reacción y la libertad en nuestra era son demasiado evidentes para que el debate sobre las distintas interpretaciones del islam y la existencia o la posibilidad de otras interpretaciones deban tomarse en serio“.

…En el islam, ya sea cierto o falso, el individuo no tiene derechos o dignidad. En el islam, la mujer es una esclava. En el islam, el niño está a la par con los animales. En el islam, el librepensamiento es un pecado merecedor de castigo. La música es corrupta. El sexo sin autorización y certificación religiosa, es el mayor de los pecados. Esta es la religión de la muerte. En realidad, todas las religiones son tales, pero la mayoría de las religiones han sido restringidas por el librepensamiento y la humanidad amante de la libertad durante cientos de años. Ésta nunca fue restringida o controlada. Con cada movimiento, trae abominaciones y miseria“.

Por otra parte, en mi opinión, la defensa de la existencia del islam bajo la apariencia de respeto a las convicciones de la gente es hipócrita y carece de credibilidad. Existen diversas creencias entre la gente. La pregunta no es sobre el respeto a las creencias de la gente sino cuáles son dignas de respeto. En cualquier caso, no importa lo que digan, todo el mundo está eligiendo creencias que son de su agrado. Los que rechazan una crítica del islam bajo el pretexto de respetar las creencias de las personas sólo están expresando sus propias preferencias políticas y morales, y punto. Eligen al islam como una fe digna de respeto y el paquete de sus propias creencias como ‘las creencias del pueblo’ con el único fin de proporcionar la legitimación”populista ” para sus propias decisiones. No voy a respetar cualquier superstición o la supresión de los derechos, incluso si todas las personas del mundo lo hacen. Por supuesto que sé que es el derecho de todos el de creer en lo que quieran. Pero hay una diferencia fundamental entre el respeto de la libertad de opinión de las personas y el respeto de las opiniones que tienen. No estamos sentados juzgando al mundo; somos los jugadores y los participantes en él. Cada uno de nosotros es parte de esta lucha histórica, en todo el mundo, que en mi opinión, desde el principio del tiempo hasta ahora ha sido sobre la libertad y la igualdad de los seres humanos…” (Mansoor Hekmat, Islam and De-Islamisation, Enero 1999)

Creo que debo confesar que leer las palabras de Maryam me ha generado un orgasmo intelectual. Con razón la recomendó Richard Dawkins. Resumió perfectamente el problema del islam en una sola intervención. ¡¡Y tremenda paliza le ha dado al multiculturalismo!! Mejor dicho, mi nueva heroína: Maryam Namazie.

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