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Ambientalistas puritanos

Sí. Ese grupo de personas también tiene puritanos dentro del colectivo.

Fuck for Forest (algo así como Sexo por los Bosques) fundada por Leona Johansson y Tommy Hol Ellingsen, se dedica al activismo ambiental, promoviendo el amor libre. Su filosofía, de tener sexo en ambientes abiertos y vender fotos y videos de los eventos ha resultado rentable y buscan otras organizaciones ambientalistas para darles el dinero.

Resulta que el Fondo Mundial para la Naturaleza, WWF rechazó una generosa donación de FFF por una razón poderosamente absurda:

Desde la oficina de WWF en Noruega le explican a BBC Mundo: “Les dijimos que no, gracias. Estamos a favor del amor y la biología, pero no nos gustó esta versión y no queremos estar asociados a ella”.

“Procuramos no aceptar dinero de los negocios o empresas que tienen actividades dentro de la industria de armas y material de guerra, el alcohol, el tabaco, la pornografía y la explotación de combustibles fósiles”, agregan.

Entiendo lo de la industria de armas y el material bélico: crear herramientas para quitar, torturar y segar vidas no va mucho de la mano con el ambientalismo. Incluso, la santurrona y mojigata moralidad la entiendo -aunque no la comparto- en el caso del licor y del cigarrillo. Hasta lo de los combustibles fósiles lo entiendo: el uso de estos combustibles aumenta la cantidad CO2 y es un factor agravante del cambio climático.

¿Pero la pornografía? Es que no sé. Darle un orgasmo a alguien difícilmente constituye una atrocidad o un atentado contra el medio ambiente.

Y WWF no son los únicos que rechazaron las donaciones de FFF:

Por su parte, la pequeña organización Arbofilia, de Costa Rica, que se dedica a comprar tierras selváticas para reforestarlas, empezó a trabajar con ellos pero luego tomó distancia pues, según su presidente, comprometía su imagen de consultora.

“Al principio pensamos que era un movimiento espiritual, con principios ancestrales, que reivindicaba el sexo y el amor libre, pero luego nos dimos cuenta de que era porno ordinario”, le dice a BBC Mundo Miguel Soto Cruz, presidente de Arbofilia.

A ver si entiendo: si hubiera sido un movimiento que asegura que hay algo más allá de lo físicamente comprobable o si tuviera códigos morales y éticos propios de los pastores de cabras que escribieron la Biblia sí aceptarían el dinero. ¿Pero lo rechazan porque simplemente no suscriben ningún fascistoide cuento de hadas?

Al parecer hay dos clases de ambientalistas mojigatos: los conspiranóicos enemigos de la energía nuclear y los puritanos.

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