Este momento que está viviendo el Partido Verde yo lo pronostiqué más o menos desde el año pasado:
Ante el riesgo de que los verdes terminen emparentados con sectores uribistas cuestionados, dos figuras importantes del sector de los visionarios decidieron sentar sendas protestas esta semana. El exconcejal Juan Carlos Flórez renunció el martes al partido. Pero la discusión subió de tono este miércoles cuando el senador John Sudarsky oficializó el retiro de su apoyo a Peñalosa.
Yo lo dije en muchas ocasiones: a Peñalosa sólo le interesan los votos. Y también dije: quien es capaz de aliarse con Peñalosa, es capaz de hacer cualquier cosa con tal de sumar votos.
Y me mantengo.
El problema radica en algo muy sencillo: Peñalosa siempre quiso votos y se sumó al Partido Verde que era una propuesta muy atractiva para muchos, muchísimos, incautos.Mockus tiene hambre de poder y sus propuestas no distan mucho de las de Uribe o las de Santos, pero a él no le importa que se lleven a cabo sino que quiere él llevarlas a cabo.
Momentáneamente su postura anti-uribista coincidió porque sumaba réditos electorales, pero cuando Uribe ofreció su apoyo a Peñalosa -y este vio que el respaldo de Uribe sirvió para ganar la Presidencia-, el personaje más corrupto que la historia colombiana jamás haya conocido, aceptó el ofrecimiento porque le da votos, mientras que a Mockus no le convence porque le da “éxitos” a Uribe y no a él, a pesar de que sus proyectos, verdaderos peligros para la libertad, sean lo mismo.
Políticos. ¿Qué más se puede esperar de ellos?