Harold Camping y su mentirosa profecía sobre el Juicio Final nos alegró mucho la vida a los ateos durante un buen tiempo.
Una vez que no pasó nada, Camping tan fresco como una lechuga dijo que no entendía y luego se sacó un nuevo as bajo la manga: es que no era el 21 de Mayo sino que será el 21 de Octubre.
Para mí, mejor: más risa, más burla, más blasfemia y más poner en ridículo a un líder religioso y a sus seguidores. Supongo que también habrá víctimas, como las hubo el 21 de Mayo y espero que todas ellas sean adultos. Espero que no haya padres que maten a sus hijos ni que saquen todo el dinero del fondo de la Universidad para dárselo al lunático de Camping que, por tercera vez, se quedará con una profecía hecha y sin cumplir. ¡Que le den un Record Guinness! Si existe eso que llaman misión en la vida, la de Harold Camping es la de ponerse en ridículo para nuestro divertimento.
El pastor Camping, por su parte, dice haberse sentido tan mal cuando no se materializó su profecía, que se refugió en un motel con su esposa.
Sin embargo, al volver a revisar la escrituras, pronto se le hizo la luz: Dios había querido demorar el infierno en la tierra por cinco meses.
Camping insistió en que sus últimos cálculos le dan como fecha ineluctable el 21 de octubre.
Casi que no puedo esperar a presenciar que dios vuelva a dejar con los crespos hechos a los crédulos.
Es que mis ansias de que llegue ese día casi son tan grandes como las de Camping y sus seguidores. Ellos porque su amigo imaginario venga a llevarlos y descargue su furia contra todos nosotros, pecadores y seguidores de Satanás; y yo porque nunca me canso de ver cómo dios decepciona a sus hooligans.