Esta vez resulta que un grupo de fascistas colombianos se reunieron en un salón de Bogotá para celebrar en masa y rendirle homenaje a su militante ignorancia y su inexistente probidad intelectual.
Semana hizo una crónica al respecto que empieza muy mal:Mientras la mayoría católica de la ciudad se prepara para el Domingo de Ramos, los invitados llegan para la conmemoración del natalicio de Adolfo Hitler.
No hay nada más católico que celebrar el nacimiento de Adolf Hitler. De hecho:
El 20 de abril de 1939, el arzobispo Orsenigo celebró el cumpleaños de Hitler. Las celebraciones, iniciadas por Pacelli (Papa Pío XII) se convirtieron en una tradición. Cada 20 de abril, el cardenal Bertram de Berlín enviaba sus “más calurosas felicitaciones al Führer en nombre de los obispos y las diócesis en Alemania”, y añadía con “fervientes oraciones que los católicos de Alemania están enviando al cielo en sus altares”.
Hay muchos más ejemplos, pero hoy no los voy a mencionar.
Sigue la crónica:
Diego porta con evidente soberbia su uniforme negro, sobre el que se asoman varias insignias. Una es el águila imperial del extinto Partido Nacional Socialista de los Trabajadores antes de que se alzara con el poder y fundara el Tercer Imperio Alemán. En otra pueden verse las letras T y F, también con la antigua grafía germana.
Dice que son “una asociación cultural” que defiende “una herencia cultural y ética, amor a nuestra nación y la pertenencia a la familia nacionalsocialista”.
No me extraña la ignorancia. Es más bien una asociación de incultos. Las culturas evolucionan, cambian y se hibridan, por lo que defender una “herencia cultural” tiene tanto sentido como preguntarse qué hay al norte del Polo Norte. Del fascismo no puede derivarse ninguna ética sino más bien un comportamiento inmoral, vulgar, religioso, ignorante, analfabeto, inculto, iletrado y sectario.
¿Amor a la nación? ¿A cuál nación? Hitler habría acabado con todos los habitantes de América Latina por el simple hecho de ser latinos. Sin importar si algunos tenían la tez más pálida que otros. Era lo de menos. Es que la ignorancia les sale hasta por los poros.
Y aclara que solo recurren a la violencia para “defender el ideal, no para imponerlo”.
No pueden debatir como las personas civilizadas, sino recurrir a la violencia.
Se califican de anticapitalistas y antiizquierdistas, “de ahí que seamos la tercera fuerza”, concluye.
No son la tercera fuerza. Son la derecha de la ultraderecha. Son los paramilitares de la oligofrenia, de la soberbia y de la ignorancia autocomplaciente. Eso no es tercera fuerza. Es la primera, primerísima fuerza. Es que hasta hay animales menos bestias que esa postura. En fin…
La Orden, como se autodenominan también, se sostiene con una cuota fija mensual de dinero que cobra a sus miembros.
¡¡Brillantes exponentes del anticapitalismo!!
Pero ¿quién es ‘el Comandante’? Un técnico judicial que trabaja como coordinador de seguridad en una empresa, cumple horarios, es soltero, no tiene hijos y vive con su mamá.
¿Vive con su mamá el nené? Es que ser un mantenido debe ser un ambiente de lo más propicio para que la ignorancia eche raíces y crezca.
También ingresan niños, de la mano de sus padres. “Es gente que está dentro de esta comunidad y participa activamente en las actividades. Estamos así más cómodos que si dejamos los niños junto con los hijos de extraños”, explica Diego.
Igual que las religiones: adoctrinamiento en la ignorancia y conversión en escoria humana desde antes de que tengan juicio de razón. Más maltrato infantil, niños echados a perder.
Aparece entonces en escena ‘Cuchito’, que se niega a revelar su identidad.
Cabrón, cobarde. Piden documentos con foto y él se niega a revelar su identidad. Pues sólo hay dos tipos de personas que hacen eso: los superhéroes y los criminales. Y como los superhéroes no existen…
Explica que, en su mayoría, se trata de personas con estudios superiores, estructurados e ilustrados y de niveles medio y alto. “Son ejemplares, de buen origen socioeconómico, aunque tenemos trabajo de base en barrios de todos los estratos”, apunta.
Más ignorancia: ilustrados no son. Serán “ejemplares” de bestias ignorantes… con buen origen socioeconómico y estudios superiores (lo que prueba que a algunos retados intelectuales, ni la educación los ayuda).
Solo hay gente blanca en el lugar. ‘Cuchito’ se ve a gatas para explicar el evidente racismo. Dice que ahí manda el ‘racialismo’, en el que -según dice- todas las razas están enfrentadas a la judía. Y enseguida echa mano de su posición antisemita con el argumento del “negacionismo”, para intentar pasar por alto el Holocausto, el asesinato de seis millones de judíos en los campos de concentración instituidos por Hitler y demás jerarcas del nazismo. Casi que con desprecio lo denomina como “holocuento”.
En algún momento leí que cuando haya algún idiota hablando, que no lo calle, que le dé un megáfono que él solito sabrá ponerse en ridículo. Sabias palabras.
Las intervenciones se extienden por cerca de dos horas. Un novato, con la candidez propia del primíparo ingenuo, habla de lo orgulloso que está de su ingreso al movimiento y del soporte que prestará a futuro a su hijo, “un niño blanco”.
Más maltrato infantil.
Una joven también se dirige al público y hace un tributo a la imagen del Führer, mientras otra cuestiona el papel de igualdad que asume la mujer de hoy, que -según dice- naturalmente debe ser el sustento de su hogar.
Más chorradas. Ya ni me molesto en preguntar cómo es que hay mujeres tan crédulas. Si las hay católicas y musulmanas por su propia decisión, de seguro que las tiene que haber nazis. Sigo sin comprender cómo pueden adherir a ideologías fascistas que aseguran que ellas son inferiores que el hombre y su papel es relegado, cuando no simplemente retratado como vil o ‘tentador’, o reducido a menos que el papel de una mascota o un mueble.
Como cierre, ‘el Comandante’, suelta su encendida pieza oratoria. Nuestro movimiento es “pacífico, pero no pacifista”, advierte. Y remata: “Si leyes, personajes y oscuras fuerzas del poder nos censuran y nos acallan la voz, como ha ocurrido en tantos otros países con ciertos camaradas, TF está dispuesto a tomar las armas, a ingresar a la clandestinidad y a morir, como todo nacionalsocialista, en una trinchera y con un fusil al hombro”.
De nuevo, les entrego el altoparlante para que ellos mismos se pongan en ridículo.
Lo único que no me explico -y que me lamento- es que no se suicidan. Si tienen sangre impura -porque no hay tal cosa como un colombiano 100% ario o “blanco”- deberían ser fieles a su pasión por la muerte y quitarse la vida. Se quitan un peso de encima, nos quitan un peso de encima. Es una de esas extrañas ocasiones de ganar-ganar. Menos sangre impura por ahí, felices ellos. Menos ignorantes, negacionistas por ahí, felices nosotros.
Seguramente esta Semana de Pasión hubo muchas imágenes que los librepensadores registramos como la visión más cercana a lo que podríamos entender como el infierno.