Pues resulta que los habitantes de Rincón del Mar piensan diferente:
Alejado y sumido en el olvido. Así describen sus habitantes a Rincón del Mar, un corregimiento que parece dormir en uno de los extremos del golfo de Morrosquillo, departamento de Sucre.
La falta de un centro de salud que los auxilie y de una iglesia donde puedan elevar sus oraciones les hace pensar que el nombre de su tierra es el indicado.
Y yo que pensaba que esa pérdida de tiempo llamada “orar” se podía hacer en todas partes.
Afortunadamente, el artículo da cuenta de que les llegó lo más importante: una brigada de salud que no necesitó de ningún amigo imaginario para mejorar la calidad de vida de los habitantes de Rincón del Mar.
¿Existe un mejor ejemplo de la inutilidad de dios?