Vuelve la sensatez a la ONU. Por supuesto, no vuelve completamente porque sigue habiendo países con religión de Estado a los que les dan voto.
Sin embargo, en estos días se consiguió un avance: se cayó la Resolución del Consejo de Derechos Humanos que castigaba la difamación de las religiones. Algo que va a seguir generando problemas es que permitan en ese Consejo la entrada de países islámicos.
Pero por el momento, a celebrar:
La Resolución aprobada se enfoca en la protección de los individuos y no de las religiones.
Al respecto cabe agradecer a la organización Human Rights First que hizo un plan de diez recomendaciones, varias de las cuales fueron adoptadas en la resolución final.
Irónicamente también cabe darle las gracias a la ley antiblasfemia pakistaní, que puso sobre aviso a los votantes de la ONU acerca de la impostura que estaban a punto de aprobar. Amparándose en esa ley, en Pakistán fueron asesinados el Gobernador Salmaan Taseer y el Ministro Shabaz Bhatti.
Es glorioso saber que la ONU por fin empieza a comprender que se debe respetar a las personas y no sus ideas. Los sujetos de derecho somos las personas y nunca las ideas ni las creencias.