Y no lo digo porque lo deteste. Lo detesto porque lo es y lo puedo demostrar.
Él sigue creyendo y afirmando que él y sus esbirros son los enviados de un dios que nunca se equivoca a pesar de mostrarse preocupado por los casos de pederastia que han empantanado a toda su clerecía y afirmar que quiere renovar la Iglesia:El papa Benedicto XVI abogó este lunes por la renovación de la Iglesia Católica, que ha sufrido “humillación” ante los casos de pederastia, y dijo que la jerarquía eclesiástica ha tenido su “correspondiente responsabilidad”.
¿Correspondiente responsabilidad? Será total responsabilidad. Sin embargo él se sale por la tangente más adelante.
En un discurso ante la Curia Romana en el Vaticano, con motivo de la felicitación de las fiestas navideñas, el Pontífice arremetió contra los sacerdotes que han cometido abusos a menores, a quienes culpó del “polvo” que, según el papa, cubre la Iglesia Católica actualmente.
“El rostro de la Iglesia está cubierto de polvo y es así que nosotros lo hemos visto. Su vestido está desgarrado por culpa de los sacerdotes (…) Tenemos que aceptar esta humillación como una exhortación a la verdad y una llamada a la renovación. Sólo la verdad salva”, dijo Benedicto XVI.
Y la verdad se halla buscándola, partiendo de la lógica, cuya primera premisa es que el que afirma algo debe probarlo.
Que Ratzinger hable de la verdad es como Angelina Jolie hablando de virginidad: sabe qué es, no la tiene hace mucho y cada día que pasa se aleja más de ella.
“Tenemos que preguntarnos qué podemos hacer para reparar lo máximo posible la injusticia que ha ocurrido. Tenemos que preguntarnos qué había de equivocado en nuestro anuncio, en toda nuestra manera de configurar el ser cristiano, para que una cosa así pudiera ocurrir”, agregó.
¿Qué había de equivocado en etiquetar a un niño inocente, recién nacido vinculándolo a una organización mafiosa que promueve la suspensión de las facultades críticas y la autohipnosis para forzarlo a aceptar un amoroso amigo imaginario, quien de lo contrario lo enviaría a arder en el fuego eterno si moría antes de ese instante?
¿Qué hay de equivocado en promover la discriminación contra los homosexuales basados en un cuento de hadas que también promueve la esclavitud?
¿Qué podría haber de equivocado en obligar a los clérigos a ser célibes pero a dar consejos a las parejas y cursos matrimoniales?
¿Qué tal oponerse al aborto y tener la desfachatez de llamarse provida hasta el punto de casi patentar el término cuando fueron los primeros en dar cobijo y apoyo a los nazis y a los dictadores latinoamericanos? ¿Decir que siguen los 10 Mandamientos cuyo medio es “No Matar”, teniendo en cuenta que la mayoría de muertes en toda la historia de la humanidad han sido en nombre de dios (y ellos tienen su gran parte de culpa. ¿Alguien recuerda las Cruzadas, la Inquisición?)?
El cristianismo, como concepto y doctrina. En eso se equivocaron.
El papa incidió además en que deben ser capaces “de penitencia” y agradeció a todos aquellos que “se han comprometido en ayudar a las víctimas para volver a darles la confianza en la Iglesia, la capacidad de creer en su mensaje”.
¿Volver a confiar en la Iglesia? Si alguna de las víctimas lo hiciera sería el candidato ideal a los premios de la ridiculez en los últimos cincuenta años. Hay ridiculeces poderosas y esa.
“Somos conscientes de la particular gravedad de este pecado cometido por sacerdotes y nuestra correspondiente responsabilidad. Pero no podemos tampoco callar ante el contexto de nuestro tiempo en el que se han hecho ver estos hechos. Existe un mercado de la pornografía con niños que, de algún modo, parece que es considerado por la sociedad cada vez más como una cosa normal”, apuntó el papa.
“La devastación psicológica de los niños, que en calidad de personas humanas son reducidas a un mero artículo de mercado, es un espantoso signo de los tiempos. De obispos de países del Tercer Mundo escucho siempre una y otra vez cómo el turismo sexual amenaza una entera generación y la perjudica en su libertad y dignidad humana”, añadió.
Que a nadie se le revuelva el estómago cuando alguien que se afirma infalible por la gracia de dios habla de libertad y dignidad humana no es prueba de haber perdido el gusto sino el asco.
Con gran sutileza Benedicto XVI asegura que es la pornografía infantil de los países tercermundistas la responsable. Pues… muchos vivimos en estos países olvidados por dios a la hora de hacer su plan divino, pero no por eso nos convertimos en pederastas. También, haciendo uso de nuestro pecaminoso libre albedrío, decimos no cuando nos ofrecen pornografía infantil (algo que siguiendo este retorcido orden de ideas debería enseñarle a sus sacerdotes). Me encantaría saber cómo explica el Papa las violaciones de sus huestes pederastas en países del primer mundo.