La decisión de los embera chamí respecto a la ablación se comenzó a discutir a comienzos del 2007, a raíz de la muerte de una bebé por la infección que le produjo el procedimiento.
Sin embargo, Ruiz señala que “murieron otras niñas” y que se estima que cada año fallecían tres o cuatro bebés debido a la ablación.
“Los embera chamí identificaron que la ablación violaba los derechos a la vida, la integridad y la salud de las mujeres”, indica Ruiz, quien añade que se estima que cada año morían tres o cuatro niñas del pueblo después de la extirpación de su clítoris.
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“No fue un proceso fácil”, declara a BBC Mundo Gabriel Mujuy, un ex senador que dirige los asuntos indígenas del Ministerio del Interior y de Justicia.
“Cuando comenzó el diálogo nos decían que nos preocupáramos por las muertes que producían el hambre o la desatención en salud. Las parteras se oponían y alegaban que era un asunto cultural”, añade Mujuy, quien también es indígena.
Mis felicitaciones a los embera chamí. Si ellos pudieron ¿qué -además de la fe- se lo impide a las comunidades islámicas que mantienen esta práctica como parte de su tradición cultural?