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Aclaración de Voto: El Día del Orgullo Primate

Hace poco tuve la fortuna de poder presenciar los aniversarios de Independencia tanto de EEUU como de Colombia.

En ambas ocasiones me embargó una mezcla de sentimientos contradictorios: por una parte no puedo sino expresar mi mayor felicidad por la libertad de los pueblos y el quitarse de encima el poder tiránico y colono de potencias extranjeras. A la vez que este sentimiento me llenaba por dentro y se apoderaba de mis expresiones exteriores, vino otro que lo opacaba y ese sentimiento era de decepción: los vivas, la euforia, la alegría de los demás que estaban impulsadas por el patriotismo, ese pseudovalor según el cuál uno tiene el mejor país del mundo (discusión de por sí bizantina: 1°) ¿Mejor en qué aspecto? ¿que no hay índices internacionales para medir eso? 2°) Lo que alguien considere ‘mejor‘ depende del tiempo que haya vivido en dicho país, la edad en la que lo vivió y su ubicación en el espectro económico-político. No es lo mismo si viví mis primeros 15 años en Noruega y de mis 15 a los 30 en Haití, que si fue al contrario).

En ese contexto de celebarciones de independencia -y patrioteras, casi al punto del nazi-onalismo- cometí el error típico de las personas que no solemos tener los puntos de vista de la mayoría: caí en un debate con mi familia. ¿Por qué? Porque ellos se sienten orgullosos de haber nacido en el país que lo hicieron mientras que yo me encuentro inhabilitado para sentir orgullo por algo en lo que no tuve la más mínima influencia ni decisión. Lo encuentro tan ilógico como sentirme orgulloso de ganarme la lotería o de haber nacido a la hora que lo hice -y no conozco a nadie que se reúna con las personas que nacieron a la misma hora, cada año a celebrar, ni mucho menos que las personas dejen lo que estén haciendo y lancen fuegos artificiales todos los días a esa hora por el no-tan-sencillo, aunque majestuoso hecho, de haber nacido-.

Me sentiré feliz, alegre, honrado, afortunado, pero el orgullo simplemente no logra seguir ese camino. Me siento orgulloso de ser ateo y el camino que recorrí para llegar a esa decisión, me siento orgulloso de las calificaciones de la Universidad, de ser escéptico, de haber desarrollado alta estima y real aprecio por la ciencia, los libros -no todos- y el conocimiento; de haber desarrollado a la vez alergia intelectual -al punto de la urticaria- frente a la superstición (incluido su despropósito de aceptar afirmaciones sin pruebas y desechar las pruebas que las refutan, mejor conocido como fe), el pensamiento ilusorio, las pseudociencias y los falsos razonamientos.

Aseguré además que por aquello que habían hecho mis antepasados, a los cuáles no había conocido, me sentía impotente de sentir orgullo. Muy por el contrario de lo que podía ser en el caso de mis abuelos, tíos, primos, padres y hermano, sobre quienes en una u otra manera he ejercido alguna influencia. Y que eran mi ascendencia quiénes más orgullo podían sentir de mí, como yo de mis hijos -si finalmente decido tener- y descendencia en general.

Ante esto mis familiares me dijeron que lo que yo entendía por orgullo no era la definición de la RAE y por ende fallaba en mi razonamiento, que el uso que le daba a la palabra orgullo se salía de ese parámetro fijado. ¿Qué hice? Pues fui a la RAE y vi qué dice sobre el orgullo:

Arrogancia, vanidad, exceso de estimación propia, que a veces es disimulable por nacer de causas nobles y virtuosas.

Precisamente aquello que yo entiendo por orgullo. Olvidé la discusión y decidí no prolongar la discusión durante lo que se suponía que era una celebración.

Y no volví a pensar en el asunto hasta que hace unos días me enteré de que algunas bitácoras colegas están proponiendo el Día del Orgullo Primate como respuesta ante los obtusos y monocromáticos ataques de los creacionistas a la evolución.

En principio me parece acertada esa propuesta nacida en el Blog Sin Dioses que la ha promovido y también ha expuesto sus razones más que pertinentes y le han seguido los bloggers de Ateo Militante, ¿y qué?, Alerta Religión y dEl Blog de la Razón.
La iniciativa incluso ya cuenta con una página en Facebook.

De Avanzada apoya esta idea y se suma a su causa: la celebración del HECHO que es la evolución y gracias al cuál nosotros vivimos en primer lugar.

Sin embargo, fiel a la idea de que no venimos al mundo por una razón específica, más que por el hecho de que nuestros padres biológicos pusieron de su parte, considero que el hecho de pertenecer al orden de los primates no es susceptible de orgullo. No tuvimos ni las más ínfima influencia sobre este desenlace evolutivo y ni siquiera existíamos para acaso aceptarlo o rechazarlo. Somos su consecuencia, no hay forma de sentir orgullo por eso.

Por esta razón -¿Razón?- hago un llamado a los impulsores de la iniciativa a que consideren el nombre y, razón mediante, la bauticen de otra forma que no implique teleología alguna.

Por mi parte aporto estas ideas:

Día Primate
Día del Honor Primate
Día de la Honra Primate
Día de la Fortuna Primate
Día de la Dignidad Primate
Día de la Satisfacción de pertencer al Orden Primate
Día para Celebrar que descendemos de los Primates

¿El día? El 24 de Noviembre.
¿Por qué? Porque el 24 de Noviembre de 1859 se publicó El Origen de las Especies y el 24 de Noviembre de 1974 se descubrió a Lucy. También fue el día en que nació uno de los padres del ateísmo moderno, el gran Baruch Spinoza (en 1632).

Este es el Manifiesto del Día Primate:

1. Nos sentimos orgullosos dignos, satisfechos de ser miembros del orden de los primates. La inclusión en el grupo de los primates no es sólo un aspecto taxonómico sino que revela también el parentesco evolutivo que tenemos con los demás primates.

2. Nos sentimos orgullosos honrados de “descender de un simio”. No de una especie de simio actual, sino de un simio extinto, pero simio al fin y al cabo. No nos avergüenza nuestro origen evolutivo.

3. Queremos hacer un reconocimiento al trabajo de los paleontólogos que han ayudado a descifrar nuestros orígenes evolutivos y deseamos que se siga desarrollando el trabajo de los paleontólogos, así como la divulgación de sus investigaciones.

4. Queremos hacer un reconocimiento a todos los biólogos y conservacionistas que trabajan para ayudar a conservar las especies de primates actuales.

5. Queremos declarar que los seres humanos no estamos separados de la naturaleza, sino que somos parte de la naturaleza, ya que nos relacionamos con ella en las interacciones ecológicas y por nuestro origen evolutivo.

6. Manifestamos que nos sentimos orgullosos afortunados de ser homínidos y de que nuestros parientes más cercanos sean los simios africanos. La anatomía comparada y la genética nos muestra esta relación filogenética y tal hecho no nos hace menos como seres humanos.

7. Queremos que el conocimiento de los orígenes humanos que nos revela la ciencia esté disponible en todas las escuelas y denunciamos el bloqueo que hacen de ello los grupos fundamentalistas religiosos.

8. Manifestamos que la oposición que hacen los creacionistas respecto al parentesco de los humanos con los demás primates y de nuestra evolución es científicamente deshonesta y responde solamente a intereses doctrinales. Los creacionistas tienen derecho a creer lo que deseen pero no pueden pretender pasar por alto el testimonio fósil, ni del ADN, ni de hacer pasar sus convicciones religiosas como una explicación al mismo nivel de la ciencia

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