Esta semana, el dictador ruso Vladimir Putin ganó la elecciones presidenciales que había arreglado para ganar, apenas semanas después de que se apiolara a su crítico y prisionero político Alexei Navalny.
Las felicitaciones por parte de líderes autoritarios y aspirantes a dictador alrededor del mundo no se hicieron esperar: Maduro en Venezuela, Jinping en China, Modi en India, Ortega en Nicaragua, Kim Jong Un de Corea del Norte, Morales en Bolivia, así como los mandatarios de Cuba, Uzbekistán, Tayikistán, Birmania y Honduras.
El líder de los católicos alrededor del mundo, Jorge Bergoglio, alias Papa Francisco, también felicitó a Putin por su ‘reelección’.
Aunque hago mi mejor esfuerzo por no debatir con creyentes, la vida tiene esta facilidad para ponerme en situaciones en las que termino intercambiando opiniones con religionistas — y para colmo de males, la más reciente ocasión fue con católicos, quienes juraban y comían tierra que Francisco es un Papa progresista. ¡Como si fuera de progresistas felicitar criminales de guerra cuando ganan ‘elecciones’ amañadas!
Quienes vamos más allá de los titulares, sabemos que la elección del papa Frank obedeció a una necesidad de relaciones públicas porque con el papa Benny la Iglesia Católica estaba perdiendo borreguitos a diestra y siniestra, y no podían darse el lujo de esperarse nueve años a que la palmara, porque no quedarían suficientes católicos. Así que pusieron al simpático bonachón de Bergoglio, quien suelta cosas buenrollistas para los titulares, para luego seguir con las políticas reaccionarias de toda la vida. ¡Y los católicos de todos los rincones del espectro político se comen el cuento con patatas (bueno, supongo, que para eso son creyentes)! Lo triste es que los periodistas también se lo tragan, lo que explica la escasez de cubrimiento serio al Papa Francisco.
Y la simpatía del Papa Francisco con Putin no es nada nuevo: recién empezó la invasión rusa a Ucrania, los países civilizados apoyaron a los ucranianos con armamento y recibiendo refugiados, mientras el Papa Francisco sólo invitó a rezar y ayunar… una receta que, dos años después, no ha ayudado a los invadidos en lo absoluto.
No faltará quien diga que el Papa y la Iglesia sólo pueden ofrecer soluciones metafísicas (que el ayuno no es), pero entonces se verían en la incómoda situación de que este es el mismo Papa que justificó la masacre de Charlie Hebdo, porque le parece apropiado responder a unas caricaturas ‘ofensivas’ con violencia.
Al final esto no es una noticia: un Jefe de Estado con un talante profundamente antidemocrático felicitando por su victoria ficticia a otro Jefe de Estado antidemocrático era de esperarse. Esto sólo será sorpresa para los que todavía no entienden que el papa Frank es un reaccionario travestido de progresista.
(vía Marlon | imagen: Instagram)
Blog // Papa Francisco felicita a Putin por su ‘reelección’
