Seguimos acumulando evidencia de que rezar por los enfermos no sirve para nada.
En 2001 se publicó un estudio que siguió el desarrollo de 799 pacientes de la unidad de cuidados coronarios; un grupo de los pacientes recibió oraciones de intercesión por cinco personas al menos una vez a la semana durante 26 semanas. La oración de intercesión no tuvo un efecto significativo en los resultados médicos.
En 2006 se publicó un estudio que analizaba los efectos terapéuticos de las plegarias por pacientes de cirugía de bypass coronario alojados en seis hospitales diferentes. Los pacientes fueron divididos en tres grupos: al primer y segundo grupos de pacientes les dijeron que tal vez se elevarían plegarias por ellos; a los pacientes del tercer grupo se les dijo que definitivamente habría plegarias por ellos. El estudio contó con la colaboración de tres iglesias cristianas que sólo rezaron por los pacientes del primer grupo. Resulta que no hubo diferencias significativas entre los pacientes de ninguno de los tres grupos, dejando meridianamente claro que las plegarias ofrecidas por muchas personas no tienen absolutamente ningún beneficio sobre la salud de los demás.
Luego, en 2009 Cochrane publicó un metaanálisis de 10 ensayos controlados aleatorizados de oración por las mejoras de salud, y encontraron que no hubo un efecto de la oración de intercesión sobre la muerte, ni significación estadística, tampoco hubo diferencias significativas entre los grupos; no se encontró que rezar tuviera efecto alguno sobre el reingreso a la Unidad de Cuidados Coronarios y la oración intercesora tampoco tuvo efecto en la re-hospitalización. Mejor dicho, rezar por alguien no tiene ningún efecto en su salud.
Esos resultados fueron confirmados en 2021, con otro estudio que analizó las plegarias que las congregaciones católicas hacen por la salud de su respectivo obispo —una práctica rutinaria en la misa—. El estudio comparó la longevidad de 857 obispos católicos, 500 sacerdotes católicos y 3.038 profesores universitarios masculinos de seis países. Los resultados fueron que los obispos y sacerdotes no viven por más tiempo que los profesores universitarios.
Ahora, un grupo de investigadores ha llevado a cabo un estudio sobre el rezo de intercesión por los enfermos de Covid-19, y basta con decir que nadie se ha llevado ninguna sorpresa:
Resultados
Entre septiembre de 2020 y diciembre de 2020, un total de 199 participantes (de los 244 que fueron seleccionados) fueron asignados aleatoriamente al grupo de intervención (n = 100) o al grupo de control (n = 99, Fig. 1). Las características basales, presentadas en la Tabla 1, estaban bien equilibradas entre los dos grupos. La población del estudio estaba formada por un 34 % de mujeres, con una edad media de 61 años. Además, el 44 % de los participantes eran hipertensos y el 6 % obesos.
Al final del estudio, no se observaron diferencias significativas en el resultado primario de mortalidad entre los grupos de intervención y control. Entre los 99 sujetos del grupo de control, hubo 8 muertes, y el mismo número de muertes [8] se produjo en el grupo de intervención (HR 0,86; IC del 95 %: 0,32 a 2,31; p = 0,76).
Del mismo modo, no hubo diferencias estadísticamente significativas en los resultados secundarios entre los dos grupos. La necesidad de ingreso en la UCI (p = 0,471), la duración de la estancia en la UCI (diferencia media −0,77, IC del 95 %: -4,13 a 3,20; p = 0,70), la necesidad de ventilación mecánica (p = 0,457), la duración de la ventilación mecánica (diferencia media 3. 89 días, IC del 95 %: -7,09 a 14,71; p = 0,54) y la duración de la estancia hospitalaria (diferencia media: 1,96, IC del 95 %: -2,78 a 7,85; p = 0,45) fueron similares entre los dos grupos, como se muestra en la Tabla 2.
Debido al necesario cambio en la identificación de los participantes durante el estudio, también evaluamos los resultados entre los participantes que se identificaron por sus iniciales y recibieron oraciones directas (Tabla 3) y entre los participantes que se identificaron por el número de cama del hospital (Tabla 4). De forma similar, no observamos ningún cambio en el resultado primario o secundario.
[…]
Conclusiones
Los resultados del estudio indican que la oración de intercesión no tuvo un efecto significativo en el resultado primario de mortalidad ni en los resultados secundarios, incluida la duración de la hospitalización, la estancia en la UCI y la necesidad y duración de la ventilación mecánica.
Vea pues, resultados sistemáticamente consistentes con que dios no existe. ¡Quién diría!
(vía Why Evolution Is True | imagen: Ben White)