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Terroristas musulmanes atacan a Israel

El fin de semana el grupo terrorista musulmán Hamás re-emprendió la guerra contra Israel lanzando más de 2000 misiles, asesinando a más de 300 civiles, secuestrando a un número incierto de personas, violando mujeres, y dejando más de 1500 heridos a su paso. Al siguiente día, el también grupo terrorista musulmán Hezbollah se unió a la masacre. Los ataques fueron posibles gracias al apoyo de Irán en materia armamentística, logística y de fondos, muy posiblemente con la intención de sabotear la normalización de relaciones entre Israel y Arabia Saudita.

Independientemente de las motivaciones geopolíticas, lo que es absolutamente indisputable es la motivación teológica que impulsa al mundo musulmán a exterminar a los judíos: en su nada sutil plagio del cristianismo, Mahoma no sólo copió la homofobia y el machismo, sino que también se apropió del antisemitismo inspirado por el evangelio de Mateo y esa oda al chovinismo que es la diarrea mental adscrita a Pablo de Tarso — a saber, el culpar a lo bestia a todos los judíos, pasados, presentes y futuros, del asesinato de Jesús de Nazareth (¿o era de Belén? En fin…). Es el supuesto deicidio, que durante aproximadamente 1800 años impulsó lo que más o menos venía a pasar por políticas públicas en Europa y el mundo árabe de perseguir, asesinar, y condenar al ostracismo a los judíos. A lo mejor si la gente no creyera que su religión es la palabra inspirada de dios esto no pasaría.

En cuestión de horas, y no sin razón, Israel llamó a los reservistas y empezó la retaliación. Con cada minuto que pasa aumenta el número de víctimas, israelíes y palestinas; personas inocentes cuyas vidas serán alteradas irreparablemente para siempre, o directamente segadas. ¡Qué absurdo!

Uno puede estar en desacuerdo con la manera en que el gobierno de Israel ha hecho algunas cosas en los territorios palestinos, por ejemplo con los asentamientos — creo que, con la posible excepción de la extrema derecha israelí, todo el mundo coincide en este punto. Y lo contrario también es cierto: mostrar solidaridad con Israel en este momento no significa que uno apruebe todas y cada una de sus acciones en la franja de Gaza y su trato a la población civil palestina.

Pero nada justifica los ataques terroristas, ni el cebarse contra la población civil, ni lanzar misiles desde áreas densamente pobladas usando a los palestinos como escudos. Lamentablemente, no han faltado criaturas que han justificado los ataques de Hamás y Hezbollá. (¿Alguien más ha notado la obsesión morbosa que tiene ese sector ideológico con Palestina, y sólo con Palestina? Otros pueblos, como Cachemira, los kurdos, Tibet o Taiwán enfrentan opresiones similares o peores, y la condena sistemática por parte de este mismo grupo de gente brilla por su ausencia. Curioso, ¿no?)

Otro baño de sangre patrocinado por la religión… y hay gente celebrándolo. *Suspiro*

Enlaces pertinentes:

• Por qué no critico a Israel, por Sam Harris

• Siete consideraciones antes de elegir bando en el conflicto de Oriente Medio, por Ali Rizvi

(imagen: Daphne Jordan)

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