El problema de colapso de las colonias (CCD) ha sido motivo de preocupación ambiental y un misterio desde el 2006.
Ahora contamos con una explicación plausible de por qué ocurre:
En mayo del 2013, la USDA y la EPA publicaron un estudio científico exhaustivo sobre los múltiples factores que contribuyen al CCD. De acuerdo con este informe consensuado, la primera causa de CCD es un ácaro parásito que perjudica a las abejas directa e indirectamente mediante la transmisión de virus que las infectan. Otros factores mencionados aumentan la vulnerabilidad de las abejas a los ácaros y los virus; esos factores incluyen enfermedades bacterianas, la baja diversidad genética en poblaciones de abejas melíferas de EEUU, debido a cómo se crían las abejas modernas, la mala nutrición en áreas donde las abejas deben recorrer largas distancias en busca de néctar y polen, y el uso de algunos insecticidas.
Entre los acusados a priori estuvieron los sospechosos habituales: los transgénicos y los neonicotinoides de los pesticidas, oportunidad que los ecotalibanes aprovecharon para llevar a cabo una campaña de desprestigio.
Ahora sabemos que el problema no es tan grave y que esas no son sus causas.
Sin embargo, la desinformación permeó la política pública antes de que hubiera evidencia, y ahora acaba de entrar en efecto la moratoria europea para los pesticidas con neonicotinoides, lo que implicará que sean reemplazados con pesticidas organofosforados y piretroides, que son tóxicos para las abejas, la fauna y los seres humanos.
Y todo por hacerle caso a la histeria masiva de los traficantes de miedo.