Esta falacia consiste en desacreditar la persona con la que se debate o su fuente, en vez de contra-argumentar como es debido.
Por ejemplo, fui atacado con esa falacia cuando publiqué el artículo sobre Noam Chomsky del que este no sale muy bien parado.
Se me acusó (y también a las fuentes que usé) de ser defensor del laissez-faire y del neoliberalismo.
Pues eso no es cierto, pero aunque lo fuera, los hechos y argumentos lógicos presentados a la luz de la razón no perderían ese estatus, por la simple consideración de quién los afirma.